Informes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP) señalan que la organización criminal Tren de Aragua (TdA) marca con tatuajes a mujeres víctimas de trata sexual para “denotar propiedad”, infundirles terror y disuadir intentos de escape. Estas marcas también funcionan como advertencia a grupos rivales, al comunicar que “esta es nuestra mercancía”.
De acuerdo con información pública, el grupo opera en el sureste del país y en la Ciudad de México. Expertas como Guadalupe Correa Cabrera explican que los tatuajes tienen un efecto intimidante y de control, enviando el mensaje de “me perteneces y si te escapas te voy a encontrar”.
El modus operandi descrito por autoridades inicia con el contacto a mujeres en Venezuela bajo ofertas de trabajo fuera del país. Ya en manos de la red, las víctimas son despojadas de documentos y teléfonos, quedan obligadas a trabajar de forma indefinida en burdeles o en la vía pública y son tatuadas para reforzar su sometimiento.
En julio de 2024 fueron hallados en Topilejo, alcaldía Tlalpan, los cuerpos de Susej y Stephanie, jóvenes venezolanas de 17 y 19 años, respectivamente. La Fiscalía capitalina indicó que fueron víctimas de trata y explotación sexual. Reportes de CBP refieren que las mujeres asesinadas presentaban estos tatuajes característicos.
Según análisis de fuentes abiertas y encuentros fronterizos, los tatuajes suelen incluir coronas, anclas, relojes, estrellas náuticas, armas, nombres de “dueños” o frases como “Propiedad de TdA” o “Real hasta la muerte”, visibles en cuello o manos, y también en glúteos. Frecuentemente son piezas de baja calidad, realizadas con rapidez.
Autoridades federales informaron la captura en México de quien señalan como el líder del Tren de Aragua en el país, identificado como Nelson Arturo N, junto con presuntos colaboradores. A esta célula se le atribuyen delitos de trata de personas, narcomenudeo, homicidio, secuestro y extorsión en entidades como Puebla, Morelos, Estado de México y diversas alcaldías de la Ciudad de México.
Especialistas y organizaciones advierten que se trata de un fenómeno de esclavitud moderna. Las dinámicas de reclutamiento incluyen el “cortejo” para seducir y prometer nuevas oportunidades, seguido por coerción, despojo de identidad, explotación y estigmatización mediante tatuajes.