- Se minimiza la amenaza del gusano barrenador en méxico: “todo bajo control”, “hubo hallazgos”, se prevén costos comerciales, sanitarios y de confianza.
- Se repite el libreto de comunicación de la crisis de las “vacas locas” que se salió de control en inglaterra con enormes pérdidas.
- El corral detecta la plaga, el riesgo es si migra a fauna y ranchos extensivos, donde la detección se complica y multiplica los costos: ocaña romo
Con nuevos hallazgos de gusano barrenador en Querétaro y Nuevo León, el corredor Sur (zona infestada), Bajío (zona centro de contención) y Norte (zona libre) el riesgo va escalando y pone en alerta a Estados Unidos. Con la presencia de estos insectos en el tablero, el mapa ya no es “foco solo en el norte”, sino en toda la ruta desde el sur hasta centro y norte, declaró el consultor de NexusAgronegocios, César Rafael Ocaña Romo.
El especialista agropecuario, resaltó en entrevista que la contención existe, pero está actuando tarde ya que las capturas aparecen hasta el segundo y tercer filtro que son el Bajío y la zona libre del norte, respectivamente.
En este caso, los ganaderos escuchan con preocupación dos mensajes a la vez: “hay control” y “hubo hallazgos”. La traducción es simple: riesgo bajo no es riesgo inexistente. El protocolo está activo -tratamiento 72 horas antes, filtros en ruta, barridos y mosca estéril-, pero una detección en un tercer punto de control no es victoria, es una alerta operativa, explicó.
El consultor de NexusAgronegocios explicó que “hoy casi todo se detecta al ingresar a corrales de engorda, donde se concentra la vigilancia de los particulares, pero el riesgo aumenta considerablemente si el parásito salta al monte, porque en mayores extensiones territoriales el control se diluye y dificulta”.
En ese caso, se necesitan más vaqueros, trampas y liberación sostenida de moscas estériles como ya lo mostró el estado de Florida, en Estados Unidos, en 2016-2017 con venados muertos realizándose la erradicación con trampas y la Técnica del Insecto Estéril (TIE), alertó Ocaña Romo.
Actualmente no hay una regionalización efectiva, porque el flujo del ganado para engorda cruza de la zona infestada, a través de la región de contención, a la zona Libre sin tiempo de permanencia suficiente en la zona de contención para volver a inspeccionar y romper el ciclo del insecto.
El resultado es que la zona de contención funciona como túnel, no como cinturón. Los comunicados oficiales confirman que la detección está ocurriendo hasta el segundo o tercer punto de control, cuando se debió presentar en el primer punto de inspección al entrar el ganado por la frontera sur del país, explicó el consultor.
La larva vive 5-7 días en heridas; tratar 72 horas antes ayuda, pero no garantiza cero riesgos cuando hay viajes largos, lesiones, ombligos o aplicaciones deficientes. El Bajío ya está en la ruta; por eso la reinspección en la franja -antes de tocar zona libre- es el punto crítico; “la zona de contención debe ser cinturón, no túnel, esta zona definirá hasta dónde puede avanzar la plaga” detalló Ocaña.
El especialista agregó que si México persiste en mantener el ingreso de ganado centroamericano, la temporada de invierno es una oportunidad para buscar una ventana de reapertura escalonada a la exportación a Estados Unidos, que muestre cero casos en los estados colindantes en la frontera norte, así como cero hallazgos positivos en las trampas del sur de Estados Unidos y norte de México, tratamiento de 72 horas a la movilización de ganado y trazabilidad en 24 horas de origen, ruta, filtros y evidencia de un control operativo de calidad.
En el caso del verano, la biología del insecto se acelera, hay un sesgo más restrictivo ante cualquier señal en ruta o cerca de la frontera que obliga a cierres, pausas y auditorías de corredor. Este pudiera ser un semáforo que convierta el debate en reglas medibles y comunicables, explicó Ocaña.
El Reino Unido ya vivió una crisis sanitaria y dejo una lección al mundo. Entre 1986 y hasta el 20 de marzo de 1996, negó y minimizó el riesgo humano de la Encefalopatía Espongiforme Bovina (enfermedad de las vacas locas), hasta que admitió la probable relación con la variante de la enfermedad de Creutzfelt-Jakob (vCJD).
Sin embargo, una semana más tarde, la Unión Europea cerró la salida a la carne británica. Después de diez años de calma discursiva el costo económico, reputacional y regulatorio se multiplicó. El caso se convirtió en un estudio clásico de crisis comunicacional del Estado, de como la negación prolongada destruye la credibilidad institucional recordó Ocaña Romo.
El consultor agropecuario especificó que México no enfrenta un riesgo alimentario por consumo como sucedió en Reino Unido; el gusano barrenador es otra biología, el paralelismo está en el manejo del riesgo con un control del relato por encima del control sanitario.
La falla comunicacional es de riesgo: se requiere más prevención, Reino Unido ya pagó por aprenderlo, México tiene la ventaja de conocer el final de esa película, concluyó Ocaña.