Un incidente en Nuevo Laredo, Tamaulipas, captó la atención nacional cuando el comerciante Miguel Ríos García inició una persecución en vivo de más de tres horas contra unidades del 16.º Regimiento de Caballería Motorizada del Ejército Mexicano.
Ríos denunció que militares agredieron físicamente a su hijo y dos empleados, despojándolos de 30 mil pesos, mil dólares y varios celulares durante una supuesta revisión de rutina. La transmisión, realizada a través de Facebook, se viralizó rápidamente, movilizando a decenas de ciudadanos que se sumaron a la persecución, bloqueando las unidades en el bulevar Adolfo Ruiz Cortines y forzando a los militares a devolver mil dólares y dos mil pesos, comprometiéndose a cubrir el resto un día después.
La tensión escaló cuando los militares, a bordo de un camión blindado y dos patrullas, intentaron huir, circulando en sentido contrario y colisionando con vehículos, incluido el del comerciante, dañando su camioneta. Testigos reportaron que el coronel David González Carrasco, comandante del regimiento, llegó al lugar y negoció con Ríos dentro de su vehículo, ofreciendo pagar el dinero restante y los daños, pero se negó a firmar un acuerdo formal.
El abogado de Ríos, Roberto Puente, confirmó que se presentará una denuncia penal por robo, abuso de autoridad y otros delitos, destacando un supuesto patrón de abusos militares en la región.
Hasta el momento, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) no ha emitido respuesta oficial. La falta de pronunciamiento alimenta especulaciones sobre la conducta de los elementos castrenses. Autoridades locales no han intervenido directamente, dejando el asunto en manos de instancias federales, mientras la comunidad debate la necesidad de mayor supervisión sobre las fuerzas armadas en tareas de seguridad pública.
En redes sociales, circulan posteos falsos que muestran a Miguel Ríos con militares dentro de una camioneta, acompañadas de narrativas que sugieren vínculos entre militares y crimen organizado, etiquetando cuentas de Estados Unidos. Estas publicaciones, con un claro sentido de golpeteo político, buscan generar caos y desinformación, pero carecen de fundamento.