Valentina Gilabert, modelo e influencer de 18 años, rompió el silencio tras la liberación de Marianne Gonzaga, la joven que la agredió con un cuchillo el 4 de febrero de 2025 en un desarrollo residencial al sur de la Ciudad de México.
En un video difundido en sus redes sociales, Valentina afirmó: “La perdono y no soy nadie para privar a las personas de su libertad”, mostrando un gesto de reconciliación inesperado tras el ataque que le dejó entre 13 y 14 heridas, incluyendo daños severos en tendones y nervios de su mano izquierda.
Marianne, de 17 años, fue puesta en libertad esta misma tarde tras pasar cinco meses en el Centro Especializado para Mujeres Adolescentes, donde enfrentaba un proceso por lesiones calificadas. La decisión ha generado controversia por la brevedad de la medida, dado el impacto del incidente.
El ataque ocurrió cuando Marianne, exnovia de José Said Becerril, agredió a Valentina en un aparente ataque motivado por celos, tras enterarse de la relación de Valentina con Said, padre de la hija de la agresora. Valentina, quien estuvo en coma inducido y enfrentó una larga recuperación, había expresado anteriormente su oposición a una pena leve para Marianne debido a su edad, pero su reciente declaración sugiere un cambio de perspectiva, posiblemente influido por su proceso de sanación emocional y física.
La liberación de Marianne, reportada por periodistas como Carlos Jiménez, se dio tras una audiencia donde la Fiscalía de la Ciudad de México no logró mantenerla en prisión preventiva, a pesar de las graves heridas causadas a Valentina. Esto ha desatado críticas en redes sociales y entre colectivos feministas que consideran que la justicia no se ha aplicado con rigor.
Valentina, quien retomó sus estudios universitarios y ha compartido su recuperación en plataformas como TikTok, enfatizó que su perdón no implica olvidar el trauma, sino un deseo de cerrar ese capítulo de su vida. Sin embargo, su postura ha dividido opiniones: mientras algunos la elogian por su madurez, otros cuestionan si este perdón podría debilitar las acciones legales o influir en la percepción de la violencia de género.
La familia de Valentina y su equipo legal no han emitido comentarios adicionales, y el caso sigue bajo escrutinio público, dejando dudas sobre las implicaciones legales y sociales de esta liberación anticipada en un contexto de alta sensibilidad hacia la violencia contra las mujeres en México.