Para Valeria, la cuarta llamita.
De poca… de apoteosis, ecuménica, de antología, de un suceso histórico “nunca visto en anteriores regímenes”, así fue el operativo que este viernes llevaron a cabo fuerzas de los tres niveles de gobierno en la central de abasto para detener a mendigos, borrachines, viciosos y gente abandonada y sin familia que pernoctan en la zona. ¡Las fuerzas del orden se cubrieron de gloria!, cuando se despejó la zona de una “lacra social” que se iba a ver muy fea durante las rumbosas fiestas de los Lunes del Cerro. ¡Aleluya! Ha de haber gritado el Pastor que funge como Rasputín del gobernador. El lugar a donde hayan sido llevados y si cuenta con atención y servicios para mejorar las condiciones de vida de quienes ya habían encontrado un lugar donde pernoctar y recibir dádivas y mendrugos de la gente, no importa. Parece que los gobiernos del Estado y municipal, se avergüenzan del aspecto que la mendicidad ofrece en las calles y centro histórico de Oaxaca, y ha iniciado una campaña de “limpieza social”, para presumir un aspecto pulcro, ocultando la basura bajo la alfombra. Es extremoso decir que se trata de una “limpieza étnica”, la cual se produjo en Yugoslavia a mediados de los setenta del siglo pasado, pero sí se puede hablar de un desplazamiento, como con frecuencia ocurre en Oaxaca con grupos indígenas, por ejemplo, los triquis. Aunque la palabra razia ha quedado en desuso, era una violenta acción policial o militar que se desplegaba en lugares donde proliferaban vagos y viciosos, alcohólicos, pandilleros, meretrices y mendigos, que aunque no salían de su zona eran tratados con brutalidad, pero los verdaderos delincuentes, como ahora, no salían de sus escondrijos y si llegaban a hacerlo, era para reunirse y pagar “igualas” a los jefes policiales y no eran molestados por esos operativos. Igual que ahora, “no como antes”. En la redada del viernes no cayó ningún pájaro de cuentas, ni “carteristas”, ni asaltantes, “cristaleros”, “narcomenudistas” que operan en la zona, sino puro indigente, gente enferma, de la tercera edad, viciosos que siempre han vivido en donde pueden encontrar algo que comer.
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Más que combatir la delincuencia, en la central de abasto, se castigó la pobreza de esa gente en situación de abandono. No era necesaria una operación tan aparatosa para que policías del Estado, de la Fiscalía y la Guardia Nacional actuaran con la brutalidad gorilesca que les caracteriza para levantar a tanto indigente que encontraron dentro y fuera de esa área comercial. El problema ahora será que esa mendicidad, al no contar con un centro de ayuda y apoyo, se dispersará por toda la ciudad, como ocurrió cuando las meretrices de la zona de tolerancia de “El Pueblito” fueron desalojadas y después anduvieron ofreciendo sus servicios hasta en el mismo zócalo de la ciudad, para finalmente establecerse sobre las calles de Zaragoza. En los dos casos de desplazamiento, el gobierno actuó sin ningún plan o programa que ayudara a esa gente a mejorar sus condiciones de vida; o canalizarlos a instituciones para resolver ese problema que afecta a la sociedad y no solamente al gobierno, que no quiere que se vea lo feo de Oaxaca, sino que se admiren las obras monumentales al ego del gobierno morenista de Oaxaca como la “octava maravilla” del mundo, el parque Primavera. La pobreza seguirá deambulando por las calles de Oaxaca y la delincuencia nuevamente a sus actividades en la central de abasto, porque el operativo de poca… no fue para abatir el peligro que ha venido acechando desde hace mucho tiempo a los oaxaqueños. Ese aparatoso como inútil despliegue debió ser puesto en marcha en zonas del Estado donde la delincuencia organizada opera impunemente con la bendición del gobierno. Este desplazamiento de indigentes en la central de abasto “como nunca” había ocurrido en Oaxaca, al igual que el de los indígenas triquis de los corredores del palacio en el primer día de gobierno de los izquierdistas adoctrinados servirá para llevar nuevamente al Estado a las marquesinas del planeta.
So long raza.