Asumir la Secretaría General del PRI Oaxaca, de la mano de nuestra presidenta Carmelita Ricárdez, representa para mí un compromiso profundo con las y los priistas que todos los días defienden nuestras causas, trabajan en sus comunidades y creen firmemente en que un mejor Oaxaca es posible. Esta dirigencia llega con la convicción de que el partido se construye desde abajo, desde donde late con más fuerza: nuestra militancia.
Recorrer el estado y formar los comités municipales no es solo una tarea organizativa. Es un acto de congruencia y cercanía. Ahí, en cada comunidad, en cada reunión con la base, reafirmamos que el PRI tiene rostro, voz y fuerza. Lo hemos dicho con claridad: donde hay militancia comprometida, hay esperanza, hay estructura, hay futuro. Hoy más que nunca, el partido está vivo, está presente y camina con su gente.
Nuestro nuevo rumbo implica una visión clara para las próximas elecciones. Sabemos que enfrentamos tiempos complejos, pero también estamos convencidos de que hay una ciudadanía que exige ser escuchada con seriedad y propuestas reales. El PRI que estamos construyendo es uno que habla de frente, que reconoce los errores, pero que también defiende su historia de aportes y transforma su presente con decisión.
Estamos trabajando por un PRI cercano, territorial, abierto a las y los jóvenes, las mujeres, las causas sociales. No vamos a esperar a que vengan tiempos mejores; vamos a construirlos desde ahora, con organización, con estrategia, con propuestas y con unidad. Las elecciones de 2025 no se ganan desde los escritorios, se ganan en el territorio, con la gente.
Esta nueva dirigencia tiene un mensaje claro: en Oaxaca, el PRI está de pie, renovado y decidido a ser una opción real para quienes hoy se sienten olvidados por los gobiernos de Morena. Porque donde otros abandonan, nosotros estamos presentes. Donde otros improvisan, nosotros construimos con experiencia. Y donde otros dividen, nosotros unimos. Vamos con todo por un PRI fuerte, unido y con rumbo.