Entre el dolor de la pérdida y el laberinto de los trámites administrativos, la familia de Israel Gallegos, una de las 13 víctimas mortales del descarrilamiento del Tren Interoceánico, narró la difícil jornada que vivieron para recuperar el cuerpo de su ser querido.
En entrevista, Edgardo Jiménez Antonio detalló que, de no haber sido por la intervención directa de la presidenta Claudia Sheinbaum, la entrega de los restos se habría estancado en la burocracia local.
“Mi hermana y mi papá se fueron temprano para empezar los trámites, ya sabes, que quieren esto, que quieren el otro. Les cayó de sorpresa la Presidenta y solo así se agilizó el proceso para entregar los cuerpos; muchos se habían quedado trabados”, relató Jiménez Antonio, subrayando que la presencia de la mandataria destrabó los nudos legales en la zona del desastre.
De acuerdo con el testimonio, el Gobierno Federal ha implementado un esquema de atención personalizada para evitar el abandono de las familias. El familiar de la víctima confirmó que se les otorgó apoyo para gastos de hospedaje, comida y el traslado del cuerpo.
Además, destacó que la Presidenta asignó a un funcionario específico para que acompañe cada caso individualmente.
“Puso a una persona por cada uno para que lleve el proceso, nada de que nos dejen ahí a la deriva. Ahorita anda una persona que puso la Presidenta a cargo de todo lo de Israel”, explicó. Respecto a la indemnización, señaló que aunque ya se gestionan los trámites, aún no se ha definido un monto específico.
Más allá del apoyo económico, la familia Gallegos llevó una exigencia técnica a la mandataria.
El padre de la víctima, quien fue trabajador ferrocarrilero y posee un profundo conocimiento de la región, exhortó a Sheinbaum a dejar de depender de empresas extranjeras y recurrir a la experiencia de los jubilados y trabajadores locales.
“Todos aquí sabemos que la compañía que trabajó esa ruta era de españoles y tuvieron conflictos. Mi papá le dijo a la Presidenta: ‘Contraten a la gente de la zona, ellos tienen la experiencia’”, relató Edgardo.
Según el testimonio, en la región existe personal jubilado y especializado que conoce a detalle los materiales y las condiciones geográficas de la vía.
Ante la propuesta de aprovechar el conocimiento de los expertos locales para evitar nuevas tragedias, la Presidenta guardó silencio, un gesto que la familia interpreta con esperanza: “Ojalá y sea tomada esa propuesta. Mi papá fue parte de Ferrocarriles y él sabe muchas cosas de esa zona; ahí hay gente que sabe de vías”, concluyó.










