En un emotivo cortejo fúnebre que recorrió las calles del Centro Histórico de Uruapan, Michoacán, cientos de personas —familiares, amigos y vecinos— despidieron este domingo 2 de noviembre al alcalde Carlos Manzo Rodríguez, asesinado a balazos la noche anterior durante el Festival de Velas, un evento emblemático del Día de Muertos. Con música de mariachi, aplausos y flores lanzadas al ataúd, el pueblo rindió homenaje al ‘presidente del sombrero’, conocido por su cercanía con la gente y su característico atuendo que simbolizaba su arraigo a la tierra purépecha.
El velorio, iniciado en la funeraria San José y extendido al público hasta el lunes, se convirtió en un mar de testimonios sobre su vocación de servicio. Grecia Quiroz, esposa de Manzo y activista, rompió en llanto al afirmar: ‘Dejan a mis hijos huérfanos’ y ‘No mataron al presidente de Uruapan, mataron al mejor presidente de México’. Agradeció las muestras de cariño, pero advirtió con firmeza: ‘En honor a mi marido, ni un paso atrás’, prometiendo continuar la lucha contra el crimen que él defendió con operativos directos contra cárteles como el CJNG y Los Viagras.
El ambiente de duelo se tornó en indignación cuando el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla llegó escoltado para ofrecer condolencias. Gritaron ‘¡Fuera, asesino!’, ‘¡Lárgate!’ y ‘¡Justicia!’, culminando en una cachetada de una mujer enardecida. Bedolla, quien condenó el ‘cobarde atentado’ y confirmó dos detenidos más un abatido, abandonó el lugar apresuradamente en una camioneta blindada, reflejando el hartazgo por la violencia en Michoacán, donde Manzo había suplicado refuerzos federales sin éxito.
Durante el homenaje en la plaza principal, Gabriel Manzo, hermano del alcalde, exigió ‘justicia para todos’ y reconoció que se puede gobernar con valentía, rechazando la violencia que no apagará su legado. Manzo, electo independientemente en 2024 con 95 mil votos tras ser diputado de Morena, enfrentó amenazas constantes, incluyendo el asesinato de un periodista que lo entrevistó un año antes en el mismo sitio. Su muerte, por seis impactos de bala tras posar con niños disfrazados, suma al saldo de seis alcaldes ultimados en el estado bajo Bedolla.
La presidenta Claudia Sheinbaum condenó el homicidio y prometió reforzar la estrategia de seguridad, mientras el Gabinete de Seguridad asegura que ‘no quedará impune’. Vecinos marcharon exigiendo paz, con pancartas que rezan ‘Uruapan llora a su presidente del sombrero’, transformando el Día de Muertos en un llamado colectivo a la unidad y el cambio en una región azotada por el narco y la impunidad.









