Las deidades prehispánicas, Tláloc y Huitzilopochtli, parecen hacerse presentes allende los mares y acá en México. Huitzilopochtli o “Colibrí Zurdo” era el dios de la guerra para los aztecas, advocación solar y patrono de los mexicas. Bajo su tutela, este pueblo se convirtió en el más poderoso del ámbito mesoamericano. Tláloc era el Dios de la lluvia y patrono de los campesinos; su ropaje estaba manchado de gotas de hule que simbolizan gotas de lluvia.
Si existiera justicia en este mundo, el mejor nominado para ser investido con el Premio Nobel, pero de la Guerra, este sería sin duda Donal Trump, el abominable presidente estadounidense que hace menos de un año se impuso con apoyo del supremacismo blanco. Le seguiría de cerca Netanyahu, el criminal que acabó prácticamente con los gazatíes.
En nuestro país, al menos 30 estados del país están siendo impactados por diversos sistemas meteorológicos que han generado lluvias de distintas intensidades las cuales activaron todas las alertas del sistema nacional de protección civil y sus correspondientes en los estados para prevenir y atender efectos que dificultan la existencia de quienes transitan por carreteras, viven en las montañas, habitan en pueblos y ciudades cercanas a ríos, lagunas, presas, arroyos y litorales. Tláloc, presente, aunque las lluvias, paradójicamente, traen bienestar al campo; llenan los mantos freáticos y, bien regulada y a tiempo, generan alimentos y hacen crecer los bosques; tonifican las praderas. De la tierra comemos, pero sin agua, no existiría vida.
Diversos gobernadores rápidamente hicieron presencia entre la población damnificada, según se observa en Veracruz con Rocío Nahle. Pero en Oaxaca, salvo funcionarios menores, dichas tareas parecen estar ajenas -hasta el jueves- a quienes instalados en cómodas poltronas no les gusta ensuciarse los zapatos. Les parece poca cosa lo que pasa en la sierra, costa, istmo y cuenca del Papaloapan. El mes de octubre nos conduce rápidamente al recuerdo, lastimoso, del huracán “Paulina” y otros meteoros que han dejado cicatrices.
Ya se contabilizan personas muertas, daños materiales, obstrucción de carreteras y peligrosas crecidas de afluentes en zonas ribereñas, donde es natural que haya inundaciones. El oriente del istmo y poblaciones de la región de Tuxtepec seguían en alerta hasta antes de cerrar estas líneas. Así como el Ostuta, las Nutrias y otros, los ríos Coatzacoalcos, Papaloapan y Tesechoacán, más los del norte, causan estragos en tierras bajas de Oaxaca y Veracruz.
En redes sociales se observa cómo personas irresponsables exponen sus vidas cruzando arroyos y vados con tal de llegar a su lugar de origen. Durante los próximos días, gran parte de México se encontrará bajo condiciones adversas, pronostican, así que hay que tomar medidas.
Otra parte de la opinión pública se entretuvo con la Carrera Panamericana; un tanto observa los plantones del MULT y el magisterio en pleno zócalo, y hasta la saboreada del famoso mole de caderas, notable esfuerzo para disputarle a Tehuacán, Puebla, la paternidad del platillo. Ya la fiesta de muertos nos sopla en la nuca, donde el protagonismo lo arrebatan localidades y barrios que conmemoran dicha tradición de diferentes maneras. Las más festivas, dentro de la solemnidad del caso, son las comparsas conocidas en el valle de Etla como “muerteadas”, que adelantan vísperas con pinta de murales que salpican con música de banda y licor.
La atención pública de otro sector se centró en el regreso de seis connacionales que habían participado en la flotilla de ayuda humanitaria que trató de llevar alimentos y solidaridad a los habitantes de Gaza. Detenidos los activistas por Israel, lograron que su hazaña diera mayor visibilidad al conflicto que ha dejado 67 mil personas muertas y centenares de heridos, particularmente menores de edad y ancianos, fallecidos prácticamente de hambre. Una responsabilidad que queda en la conciencia de los gobiernos del mundo, incapaces de frenar la locura fascista. Si los acuerdos de paz y cese al fuego prosperan, la franja de Gaza estará sujeta a las ambiciones del propio Israel, Estados Unidos, los países árabes y de la región; todos interesados en mandar en el bombardeado territorio; los palestinos, quedarán con jirones de suelo, si es que les dejan algo.
Gran lección nos regaló la activista ambiental y pacifista sueca, Greta Thunberg, solicitando que el mundo se fijara en la crueldad de los crímenes, la hambruna y la eliminación de un pueblo sin ejército, antes que en el maltrato y torturas a que fueron sometidos integrantes de las flotillas humanitarias. Huitzilopochtli aletea, lamentablemente.
@ernestoreyes14