Momentos difíciles, de dolor, de ofuscamiento, poder escribir de Ismael, el hermano amado, que acaba de partir llamado por el Creador, porque a través de una narrativa de evocaciones y semblanzas, sus amigos y compañeros de oficio ya han dicho todo de él. Difícil para mí escribir sobre mi hermano, es como abrirme una herida para ver mi ADN; sería como practicarme una cirugía, buscar mi propio yo en lo mas profundo de mi existencia. Ahora con todo lo que han dicho de él, puedo valorar lo que significaba para los demás, en una sociedad en crisis, que muy poco se detiene para analizar el trabajo de quienes buscan transformar las condiciones pobres y miserables de mucha gente. Ismael aspiraba a ser médico, pero el movimiento social contra el régimen autoritario de Manuel Zárate Aquino, impidió su inscripción en la escuela de medicina, hecho que frustró, por un lado, su deseo de ser médico, pero también marcó su destino para ejercer el periodismo, “el oficio mas bello del mundo”, como decía G. García Márquez. Moldeado su espíritu en la fragua del Internado “Gral. Ignacio Mejía”, empezó desde ese momento una brillante trayectoria en el periodismo local, logrando él y yo, en 1987 ganar premios estatales, Ismael en Reportaje y este destripador sintáctico en Crónica. También fuimos fundadores de la Asociación de Periodistas de Oaxaca, del Diario Noticias Voz e Imagen de Oaxaca y del semanario Cambio. En éste último medio, al lado de brillantes intelectuales, académicos, investigadores y periodistas, como el antropólogo Manuel Esparza Camargo, el desaparecido lingüista Víctor de la Cruz, el economista Anselmo Arellanes, también ya fallecido, el Maestro Manuel Matus Manzo, el Maestro Jesús Alberto Cabrera, los sociólogos Víctor Raúl Martínez Vásquez, Isidoro Yescas Martínez, Wilfrido López Torres, poeta desaparecido también, Ulises Torrentera, Victor Ruiz Arrazola… pero su obra cumbre fué haber fundado el periódico Noticias. Fue una entrega apasionada al diario, no se puede exagerar si se dice que fue su creación y llevó a Voz e Imagen de Oaxaca a ser un referente no solamente en Oaxaca, sino reconocido nacionalmente como uno de los mejores diarios. Su entrega fue absoluta. Sembró el arbolito, lo regó, lo cuidó hasta verlo crecer y si estaba orgulloso de aquel árbol frondoso, nunca lo demostró; siempre mantuvo la humildad, porque creía que un periodista debería ser así, comprometido consigo mismo, con las causas justas y nobles del pueblo, de la gente, pero más con la verdad y el razonamiento, que la sociedad civil merecía el respeto, proporcionándole una información verídica, oportuna, honesta, noble. Siempre se mantuvo lejos del poder, rechazó la tentación de las prebendas y halagos oficialistas; permaneciendo imperturbable ante las acechanzas, consignas y amenazas. Esa fue la actitud que mantuvo al lado de otros compañeros, cuando en el propio periódico fueron secuestrados por mas de un mes, por el gobierno de corte facistoide de Ulises Ruiz…
APARTE de los libros y la lectura, su otra pasión fue el futbol, lo que practicó jugando como medio campista junto con su compadre René Aragón Calvo en el equipo Juventus, que patrocinaban los padres franciscanos. Desde el mundial de Chile en 1962, Ismael y yo fuimos seguidores del equipo Guadalajara, porque en ese certamen la mayoría de los futbolistas eran Chivas. Un peligro que mi hermano corrió y que estuvo a punto de costarle la vida fue cuando muy joven, trabajó en Jamiltepec como secretario del presidente municipal don Próspero Betanzos, un viejo luchador social, al que los caciques de la región, los Iglesias Meza, se la tenían sentenciada. Cuando el peligro ya era inminente, el munícipe le dijo a Ismael que escapara, y esa misma madrugada asesinaron al munícipe. Años mas tarde, Ismael regresó a la zona de peligro, pero esta vez para entrevistar en su propio bunker a Gabriel “el Chu Lindo” Iglesias Meza, el más sanguinario del clan caciquil de la zona. Con ese reportaje fue que mi hermano ganó el Premio Estatal de Periodismo. Ismael también fue corresponsal de la Agencia Press y El Universal, periódico que lo envió a Francia. Días antes de su muerte fue a acompañarlo al hospital mi hijo Enrique de Jesus, quien estaba presente cuando le llevaron de comer; al ver los alimentos, el muchacho dijo: “ya lo reconocieron, tío” -¿ah, sí? Dijo el paciente, ¿porqué?. Le trajeron chayote. Para mí, fue la claridad con que Ismael ejerció el periodismo con una entrega total, profesionalismo por las causas mas nobles, de lo cual no se sentía orgulloso, porque consideraba que así debía de ser ese oficio, incorruptible, noble, sin más compromiso que su propia conciencia. Es muy presuntuoso decir que con la partida de Ismael Sanmartín Hernández, no solo pierden la familia y el gremio, sino una sociedad civil que atraviesa también por una crisis de valores y de información noble y honesta.
So long, Mailo, que descanses en paz, al lado de nuestros padres María Salomé y Enrique.