Además de las agresiones de Donald Trump, el gobierno de Claudia Sheinbaum ha tenido que lidiar con problemáticas internas graves, como la violencia, a las que se suman desastres naturales que golpean a entidades como Guerrero y Oaxaca.
Si bien el desarrollo desigual no se ha corregido, mismo que se refleja en pueblos y comunidades enteramente pobres -como quienes sobreviven de milagro en la zona afromexicana, indígena y mestiza de la costa chica y sierra sur-, cada que pega un ciclón o terremoto, vuelve a aflorar el sufrimiento, abandono y desolación en que viven miles de familias.
Pese a la presencia de la presidenta Sheinbaum en la zona, siguen clamando ayuda comunidades medianas y pequeñas que se sienten excluidas. A dichas convocatorias han respondido personas en lo particular y organizaciones de la sociedad civil, y de otras instituciones y organismos. En la Universidad Nacional, la “Benito Juárez” o en el estado de Morelos, se han colocado centros de acopio para que la sociedad muestre su empatía con quienes ahora sufren. Se siguen necesitando víveres, ropa, agua y otros enseres para localidades a las que no les llegan bastimentos, o que el auxilio se está tardando.
Diez días después del 19 de junio, fecha de impacto del huracán “Erick”, siguen expuestas graves e innumerables daños a familias y la infraestructura de pueblos y ciudades que no van a ser fáciles de reparar, a pesar de los esfuerzos coordinados por los gobiernos estatal y federal. Y que el auxilio gubernamental se sigue prestando mediante personal de tropa, corporaciones policiales, brigadas del DIF y Bienestar, así como los sistemas de protección civil, amén de lo que pueden aportar ayuntamientos y otras dependencias.
Toneladas de residuos sólidos que los mismos habitantes y brigadas han tenido que limpiar; derrumbes y cortes en brechas y carreteras, viviendas sin techos ni paredes, además de clínicas de salud y escuelas averiadas, exhiben fallas en la planificación y regularización de asentamientos humanos que nunca han sido vistos por la clase gobernante, de la época neoliberal y la de ahora.
Da la impresión de que el crecimiento económico que, supuestamente, lidera Oaxaca, es un mito genial, lo que proporciona saliva a gobernantes que presumen haber remontado la pobreza y el subdesarrollo. Ahora son megaproyectos para el transporte interoceánico, nuevas carreteras, “polos de desarrollo” y destinos turísticos impecables los que se muestran como marcas de un progreso que no es compartido por el grueso de la población.
Sin embargo, de lo más profundo de Oaxaca se expone, a través de los medios, que la gente se quedó sin hogar, sin trabajo, con poco alimento, y se le hace imposible restablecer su pequeño negocio y reparar las viviendas: restablecer su vida cotidiana. Este panorama poco parece importarle a quienes promocionan la guelaguetza de los lunes del cerro como la tabla salvadora de nuestra economía.
¿Serán capaces de ocultar el desastre y desolación en que han quedado al menos dos regiones del estado, sin contar el Istmo de Tehuantepec que también resultó perjudicado? Ya se observan en la capital oaxaqueña trabajos de remoción, repintado y adecuación de accesos al cerro del fortín para recibir a miles de turistas que admirarán danzas y tradiciones, como si allá de donde provienen las delegaciones no hubiera pasado nada.
Mientras tanto, el gobierno de México informa que avanza paulatinamente la fase de recuperación de las comunidades afectadas de Guerrero y Oaxaca hacia el restablecimiento de sus actividades cotidianas. Hasta el 25 de junio continuaban operativos con cientos de elementos para brindar atención directa a la población. Se realizan censos casa por casa y se entregan apoyos (alimenticios y materiales).
“El esfuerzo de autoridades federales, estatales y municipales ha permitido avanzar en el restablecimiento de los servicios básicos y que las comunidades reciban asistencia oportuna para retomar sus actividades en condiciones de seguridad.”
Es lo que informa la Coordinación Nacional de Protección Civil, pero sin dar a conocer si siempre habrá un plan integral de reconstrucción de viviendas para la gente de todos los niveles que sufrió daños en su patrimonio.
Es apremiante que allá en la costa, la sierra sur y el istmo oaxaqueño, regresen la certidumbre y tranquilidad que no ha de llegar hasta que cada una de las familias sea suficientemente atendida de lo mucho o poco que han perdido.
@ernestoreyes14