En avances dados a conocer este martes tras la entrega del Plan de Persecución del Delito en el Congreso local, el fiscal Carlos Torres Piña detalló que las investigaciones confirman que el explosivo en la camioneta Dodge Dakota fue detonado remotamente. ‘Hemos ubicado los rostros de quienes pudieron haber accionado mediante un dispositivo a larga distancia la dinámica de este hecho’, declaró, descartando que el conductor activara el mecanismo.
El atentado ocurrió el 6 de diciembre en la cabecera municipal de Coahuayana, costa michoacana, cuando la unidad explotó frente a las instalaciones de la policía comunitaria, dejando un saldo inicial de cinco muertos que aumentó a seis en días posteriores, incluyendo tres elementos comunitarios y tres civiles. Fuentes como El Financiero y La Jornada Maya reportan que se identificaron tres operadores de un dron presuntamente usado en la detonación, vinculados al CJNG.
Torres Piña enfatizó la colaboración con autoridades de Colima y federales, dada la frontera entre estados y el ingreso del vehículo desde Colima. La camioneta no tenía reporte de robo; su propietario original la vendió meses antes, abriendo líneas de investigación sobre el comprador. Previamente, el 15 de diciembre, elementos del Ejército detuvieron a seis presuntos integrantes del CJNG en un campamento limítrofe, posiblemente relacionados.

El fiscal aclaró que el ataque parece dirigido contra la policía comunitaria por fricciones territoriales con el CJNG, que disputa la zona costera con grupos rivales como Cárteles Unidos. No se clasifica como narcoterrorismo, y la Fiscalía General de la República (FGR) atrae el caso por explosivos, mientras la estatal investiga los homicidios.











