Siempre será mejor, que el imaginario recorrido del rancho “La Chingada” al zócalo quede en una elucubración política. Aunque en esta materia nada hay escrito con perspectiva al futuro.
Se aceleran acontecimientos, dando la impresión de que el tiempo camina mucho más rápido por las fiestas decembrinas que en Oaxaca abren -para la comunidad católica cristiana- con la veneración de la virgen de Santa Catarina Juquila.
Al tiempo que la presidenta Sheinbaum realiza un corto viaje al país vecino – al Sorteo mundialista – desde varios rincones del país viajan, para colmar el zócalo de la ciudad de México, grupos de gente organizada, sea por ellos mismos o “movilizados” por el partido gobernante o “dadivosos” gobernadores, con la misión de plantar cara a la derecha que ha estado jodiendo con que la mandataria engaña con una falsa popularidad. La del 6 de diciembre es una movilización de cuerpo entero.
Los reaccionarios dirán que el zócalo lo llenan “acarreados”, pero desconocen que la gente ya ha aprendido a movilizarse para promover causas legítimas como el derecho a vivir en paz y armonía con los demás. Y, a demostrar a los intereses externos e internos, que la mujer que gobierna en nuestro nombre jamás estará sola: que ya existen verdaderos defensores del proyecto de nación. Y lo harán en las calles o en cualquier espacio y momento donde sea necesario.
La concentración que ha comenzado a nombrarse coloquialmente como “la marcha del tigre”, brinda mayor fortaleza a quien concentra el mando de la Cuarta Transformación, cuyo principal hito histórico es haber reducido en tan solo siete años y a razón de 13.4 millones, el número de personas pobres que causó el viejo régimen.
La asamblea pública permite a la doctora Claudia mandar el mensaje de que ya no tiene reversa el proceso de revolución de las conciencias, iniciado hace varias décadas, mismo que tuvo un momento glorioso, en diciembre de 2018, tras la llegada de López Obrador a palacio nacional.
Existen, no obstante, saldos negativos representados por dos o tres gobernadores y políticos oportunistas que están enriqueciéndose al amparo del poder como en estados pobres como Oaxaca, donde es un crimen que lucren con los cargos, favoreciendo a uno o dos árboles genealógicos completos. Contra la corrupción y el nepotismo, como manifestación de abuso del poder, entre otros, luchó una generación de mexicanos que instaló en el gobierno, mediante el sufragio y de manera pacífica, a gobernantes honrados, pero también se colaron políticos corruptos y oportunistas. No parecen estar cumpliendo con los postulados de la 4T. Por el contrario, su posición es usada para traficar con licitaciones y obras públicas, dirigir oficinas de cuyo funcionamiento desconocen y favorecer a amigos y recomendados en la administración. Dicha práctica la multiplican, sin el menor rubor, ni consecuencia legal, a la vista de todos.
Como si estuvieran en frecuencias diferentes, en varias entidades de la República y peor, en muchos municipios, no parecen estar trabajando al ritmo que el compromiso ético y político de la 4T demanda. En lugar de fortalecer al movimiento mediante el ejercicio honesto de recursos y una nueva ética en el servicio público, están empeñados en sacar provecho económico.
Existen grandes retos que enfrenta el Estado como la violencia, en todas sus manifestaciones -secuestros, extorsión, crímenes, desapariciones, feminicidios, narcotráfico- que siguen dejando a víctimas inocentes, a mujeres, a luchadores sociales, a personas defensoras de derechos humanos y hasta periodistas.
Sabedor de que el único que puede soltar al tigre es su liderazgo, Andrés Manuel hace su aparición en esta coyuntura para decir a la derecha conservadora y a quienes están confundidos por las costosas campañas de desinformación, que el triunfo de la reacción, en sus diferentes expresiones, es moralmente imposible.
Por el momento, no hay señales serias ni condiciones objetivas para pensar en un escenario que ponga en riesgo la estabilidad del país. Sin embargo, la unidad por objetivos superiores como se hace a nivel federal es imperiosa. Al mismo tiempo, es urgente que el poderoso movimiento vaya extirpando a quienes traicionan al pueblo.
Con el propósito de reivindicar a los pueblos originarios del México profundo, donde todavía se cocinan conocimientos, valores y una gran cultura, Andrés le dice a quienes están agrupándose alrededor de otro magnate, que no les va a ser fácil promover asonadas, ni cometer algún fraude “patriótico” contra la democracia, porque entonces sí comenzará a escucharse el rugido del ente político que como una dueña Quintañona custodia celosamente el desarrollo de nuestra vida política. Sólo si las alarmas se encienden de verdad, el expresidente emprendería el imaginario viaje de La Chingada al zócalo.










