Oaxaca de Juárez, Oaxaca a 19 de noviembre de 2025.- En conferencia de prensa la dirigencia del PRI Oaxaca denunció que el país ha cruzado una línea peligrosa: la del uso del aparato del Estado para sofocar el descontento ciudadano. La presidenta estatal, Carmelita Ricardez, abrió el encuentro con un mensaje que resonó como una acusación frontal: “La respuesta del gobierno federal ante las expresiones de descontento no ha sido tolerancia, sino represión”.
La referencia es clara. El sábado pasado, miles de jóvenes se movilizaron en diversas ciudades del país para exigir seguridad y fin a la violencia cotidiana. Videos y crónicas periodísticas mostraron gases lacrimógenos, vallas metálicas y una fuerza policíaca desproporcionada. Para la dirigencia priista, esta escena no describe un incidente aislado sino la instauración de una política de Estado que criminaliza la protesta y normaliza la cerrazón. Carmelita Ricárdez fue directa: “El derecho a manifestarse es un pilar de la democracia. Cuando un gobierno ve al ciudadano como enemigo, traiciona ese pilar fundamental”.
La presidenta envió un mensaje de solidaridad a los jóvenes y a sus familias, particularmente a quienes resultaron heridos o intimidados. Advirtió que la ciudadanía no puede renunciar a su derecho a la libre manifestación y agregó que cualquier autoridad que exponga a periodistas, estudiantes o militantes “actúa con irresponsabilidad y pone en riesgo la propia vida democrática del país”.
Heliodoro Díaz, delegado del CEN del PRI, profundizó en el diagnóstico: lo ocurrido no es un conflicto aislado, sino “el síntoma evidente de un Estado que falló en su deber más básico: garantizar seguridad”. Aseguró que el gobierno federal no solo ha evadido su responsabilidad, sino que ha mentido reiteradamente sobre las cifras de violencia y ha utilizado la represión como sustituto del diálogo. “Una participación espontánea y activa como la que presenciamos, que no fue financiada por nadie, demuestra un descontento real. Intentar desacreditarla con el argumento infantil de que fue una movilización partidista es un insulto a la inteligencia”, dijo.
Incluso pidió que desde las curules se denuncien las causas estructurales del estallido social: la cerrazón gubernamental, la inseguridad en ascenso y la incapacidad oficial para escuchar. “No es justa la descalificación de los gobernantes. Exigimos respeto pleno al derecho a manifestarnos, sea cual sea nuestra ideología”.
Felipe Martínez, secretario de organización, recordó la historia mexicana que el oficialismo presume como estandarte. “Quienes hoy se jactan de ser ‘herederos del 68’ reprimen con gases lacrimógenos a los jóvenes. Esa contradicción no solo es vergonzosa, es peligrosa”. Desde su experiencia en movimientos estudiantiles, advirtió que la violencia estatal no apaga el descontento, sino que lo multiplica: “Tratar de apagar el fuego con violencia es echar gasolina sobre las demandas sociales”.
Edwin Vásquez añadió que la marcha del sábado dejó al descubierto la incapacidad de Morena para gobernar. “Fue una demostración contundente de que el gobierno no sabe escuchar, no sabe dialogar y, sobre todo, no sabe responder a la ciudadanía sin usar la fuerza”. Recordó que la protesta fue pacífica de principio a fin y sostuvo que el PRI defenderá siempre la libertad de expresión.
La conferencia cerró con una reflexión sombría de Heliodoro: “El hartazgo es general. Todos los sectores lo sienten. El país está entrando en un periodo donde la crítica se reprime y la inconformidad se criminaliza”. Y Carmelita Ricardez remató con un mensaje político que apunta directamente a la cúpula nacional: “Estamos del lado del senador Alejandro Moreno en su postura de proteger a los jóvenes que fueron reprimidos el sábado. La represión a la libertad de expresión es inadmisible. Estamos retrocediendo en seguridad, educación, salud y economía. Y mientras tanto, el gobierno federal prefiere creer que todo son ataques políticos antes que reconocer las causas reales del descontento”.
Con esta conferencia, el PRI Oaxaca vuelve a colocarse en una posición crítica frente al gobierno federal, denunciando la represión, exigiendo rendición de cuentas y respaldando explícitamente los llamados del dirigente nacional Alejandro Moreno.
Queda en el aire la pregunta que más se repitió entre los presentes: ¿cuánto más tendrá que soportar la ciudadanía antes de que el gobierno admita que ha perdido el rumbo?










