Una parte considerable de los mexicanos deseamos y aún conservamos la esperanza de que cada año, durante octubre y noviembre, meses en que se aprueba el Paquete Económico de Ingresos y Egresos de la Federación para el año siguiente (PEF 2026), México será diferente y que ahora sí habrá bienestar para la población; que posiblemente habrá más empleo y bien pagado, que los pueblos y comunidades tendrán mejores clínicas, escuelas, hospitales, calles y la mayoría de los servicios; e igualmente esperamos que los gobernantes garanticen buena gobernanza y ataquen los males que, desde hace décadas, nos aquejan.
El PEF 2026 se aprobó con la arrolladora mayoría de Morena en las Cámaras de Senadores y Diputados, donde el oficialismo “se repartió el pastel” como le conviene; la mayor rebanada fue al clientelismo político para fortalecer más su estrategia para asegurar votos y ganar elecciones; y aunque se autorizó un irrisorio aumento de recursos a otros rubros; su uso resultará muy “rígido” y el presupuesto, nuevamente, no servirá para atacar la raíz de la pobreza, la marginación, la violencia o la inseguridad; lo que sí habrá es más endeudamiento nacional.
Debemos considerar que México seguirá con una economía estancada porque, desde el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, el promedio de crecimiento fue de alrededor de uno por ciento, cifra que permanecerá durante 2026, 2027 y quizá hasta 2028; se está completando una década perdida, donde el estancamiento fungió como “estabilizador” mediante políticas neoliberales, esas mismas que tanto criticaron los mismos políticos que hoy intentan retener indefinidamente el poder.
El gasto público proyectado para 2026 suma 10.1 billones de pesos (en 2025 fue de 9.3 billones) equivalente a 26.3 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). Especialistas revelan que lo acordado ya se encuentra “etiquetado” como gasto programable, es decir, que ya está comprometido: en el costo de la deuda, 1.6 billones de pesos (4.1 por ciento del PIB); con las pensiones 2.2 billones (6 por ciento del PIB) y el “barrilito sin fondo” representado por Petróleos Mexicanos (Pemex), tendrá 780 mil 862 millones de pesos (mdp), con una suma aproximada de 4.5 billones de pesos (bdp), casi el 50 por ciento de los 10.1 bdp; aquí se ve cómo una buena tajada del pastel del PEF se va a las pensiones.
Con lo destinado a estos rubros, ya muy “rígidos” de por sí, difícilmente se reorientarán más recursos; más bien observamos que de casi un billón que aumenta el PEF 2026, además de ser una cantidad sumamente baja, si la comparamos con lo requerido, más de la mitad se asigna a 13 proyectos prioritarios para la 4T; por ejemplo, 104 mil mdp van a inversión de trenes de pasajeros, el Tren Maya todavía absorbe 30 mil mdp y Pemex recibirá 247 mil mdp de este raquítico incremento.
En la mala asignación del “aumento”, hay 16 programas sociales prioritarios que suman casi un bdp; por ejemplo, la mayor parte se destina a la pensión para Adultos Mayores que representa 500 mil mdp, en especial al rubro de Pensión Mujeres Bienestar; y hay menos recursos para los jóvenes y su educación, como las becas Benito Juárez que apenas se le destinan 184 mil mdp; así, la 4T olvida al futuro de México y todavía destina a rubros que le aseguran más votos.
En general, sí hay aumento en salud y educación; en el primer rubro, un billón, 2.6 por ciento del PIB, pero muy lejos del seis por ciento recomendados por organismos internacionales y un indicador negativo de 44.5 millones de personas sin acceso a servicios de salud; en educación, el gasto será de 1.3 bdp, 3.3 por ciento del PIB; pero está por debajo del seis por ciento recomendable y del ocho por ciento previsto en la Ley de Educación: la educación básica se “privilegia”, pero la educación media, media superior y superior reciben menos recursos; las universidades son las más castigadas.
El PEF 2026 únicamente estabilizará la “consolidación fiscal” frente al déficit, pero se basa en el optimismo como la reducción de la tasa de interés, aumento de la producción petrolera, un mayor crecimiento, pero que podrían no efectuarse; si a esto le sumamos la vulnerabilidad por el alto costo de la deuda, el crecimiento natural de las pensiones y los errores del gobierno por no priorizar el crecimiento económico, como condicionar la inversión china, no hay duda que el PEF aprobado aumenta un poco, pero todo seguirá igual; México continuará económicamente estancado y los problemas sociales no se resolverán. La vida de los mexicanos permanecerá en el sufrimiento y con poco bienestar social. Por el momento, querido lector, es todo.










