Santa Cruz Xoxocotlán, Oax., 01 de noviembre de 2025. – Cuando el sol se ocultó tras los cerros y el aire comenzó a oler a copal, flores y pan recién horneado, Xoxocotlán volvió a transformarse en un santuario de luz, tradición y memoria.
La Velada de los Fieles Difuntos 2025, una de las noches más esperadas por las familias xoxeñas y visitantes de todo el mundo, volvió a llenar los panteones San Sebastián Mártir, Mictlancíhuatl y Monte Albán de vida, color y sentimiento.
Desde el atardecer, los camposantos se encendieron con miles de velas, mientras las familias llegaban con flores de cempasúchil, tamales, chocolate y las fotos de quienes, aunque ausentes, siguen habitando el corazón.
La presidenta municipal de Santa Cruz Xoxocotlán, Nancy Benítez Zárate, estuvo acompañada durante su recorrido por invitados especiales como la diputada local, Tania Caballero Navarro; el edil de San Pedro Ixtlahuaca, Roberto Pérez Delgado y el dirigente, Shabin Jara Bolaños.
La música se convirtió en el hilo conductor de la noche
En el Parque Central, la Banda Filarmónica Infantil y Juvenil de Santa Cruz Xoxocotlán inauguró la Velada con un concierto lleno de esperanza y orgullo, reflejando el talento de las nuevas generaciones.
Mientras tanto, en la calle Mártires de Tacubaya, la Banda Ritmo de mi Raza hizo vibrar al público con su energía festiva, y la Banda Filarmónica Reina Dorada llenó de sones el Panteón Monte Albán, donde las velas parecían bailar al compás de la música.
El recorrido musical continuó en el Panteón Mictlancíhuatl, con la presentación de Paola Hersa, del Instituto de Lenguas, quien con su voz conmovió a los presentes.
Más tarde, la emblemática Banda del maestro Porfirio Avendaño encendió los ánimos con el concierto “Cuando suena la banda, hasta el muerto se levanta”, una expresión viva del alma oaxaqueña que celebra la vida incluso en el recuerdo.
El cierre fue un canto al espíritu y a la eternidad: el tenor Pedro Ovando presentó el recital “La vida es un momento”, seguido por “Celebrando la eternidad”, a cargo de la Banda La Joya de Antequera en dueto con la maestra Cinthya Ordaz, quienes ofrecieron una ofrenda musical que unió el cielo con la tierra.
En esta noche mágica, la música se volvió plegaria, la luz se hizo memoria y el pueblo de Xoxocotlán reafirmó su identidad como un lugar donde la tradición no se conserva: se vive, se canta y se ilumina cada 31 de octubre.










