Nere González
Decenas de familias en Santa Cruz Xoxocotlán se preparan con fervor para la tradicional Velada de Fieles Difuntos que se realiza cada 31 de octubre, una de las costumbres más arraigadas del estado y que atrae a visitantes nacionales y extranjeros a esta municipalidad conurbada.
Desde temprana hora, el panteón municipal “Mitlancíhuatl”, uno de los más visitados de la zona, se ha llenado de actividad, aromas a cempasúchil e incienso y el constante sonido del trabajo manual de los deudos.
Habitantes como la familia Rodríguez Cervantes dedican hasta cinco horas de esfuerzo y cuidado para embellecer y adornar las tumbas de sus seres queridos, en un acto que representa amor, memoria y respeto.
Para las familias, limpiar, pintar y colocar ofrendas frescas es una forma tangible de recibir a sus difuntos y guiarlos en su regreso, convencidos de que este tiempo invertido es esencial para honrar sus almas.
La Velada de Todos los Santos es el corazón de la celebración de Día de Muertos en Xoxocotlán. Es un encuentro espiritual y festivo que se extiende durante toda la noche: miles de velas y veladoras se encienden sobre las tumbas, creando un mar de luz que, según la tradición, guía el camino de las almas hacia casa.
Las familias velan junto a sus difuntos, compartiendo comida, bebidas, música y todo aquello que el ser querido disfrutaba en vida, transformando el camposanto en un espacio de convivencia y memoria.
Esta tradición es una de las más profundas expresiones de la identidad cultural de Xoxocotlán, donde la muerte se comprende como una transición y la memoria se celebra a través de costumbres ancestrales que siguen vivas generación tras generación.










