Apenas tres días después de que Claudia Sheinbaum anunciara en su toma de protesta como presidenta de México: “llegamos todas”, un eslogan para su presidencia, en María Lombardo de Caso, comunidad del municipio de San Juan Cotzocón, el 4 de octubre desapareció Sandra Estéfana Domínguez Martínez, abogada y defensora ayuuk, quien fue localizada más de 200 días después en Santiago Sochiapan, Veracruz, pero, la justicia sigue pendiente.
Ella, originaria de San Isidro Huayapam, Mixe, cuatro horas y media de distancia de donde fue desaparecida. Su infancia la vivió en San Pedro y San Pablo Ayutla. Se tituló como abogada por la Universidad Indígena de México, ubicada en Mochicahui, El Fuerte, Sinaloa, muy lejos de casa. Toda su joven experiencia hizo que la conciencia le creciera. Algo que lamentablemente no siempre sucede.
Como abogada se comprometió con las mujeres de su región a quien defendía de difíciles casos de violencia familiar, abusos sexuales, pornografía y hasta desapariciones, incluso muchas veces muy lejos de donde ella vivía. Tal fue la desaparición de Zayra Leticia también ocurrida en octubre, pero del 2020, en una población cercana a Huajuapan de León, en la región de la Mixteca oaxaqueña.
Las dificultades orográficas de Oaxaca no fueron problema para ella, sola o acompañada se trasladó a los lugares donde se requería su presencia ante la arbitrariedad, la corrupción y los letargos de las instituciones que desde sexenios pasados o en el presente han enfrentado las mujeres para alcanzar la justicia. Hoy, podemos decirlo, Zayra Leticia no ha sido localizada y la justicia para Sandra no ha llegado.
Así el 4 de octubre será la fecha en la que vamos a recordar siempre a Sandra Estéfana Domínguez Martínez, una joven de 38 años que dio todo para mejorar las condiciones de vida de las mujeres mixes o mixtecas o de cualquier otro lugar o etnia en Oaxaca o donde fuera necesario.
A un año de ese trágico hecho, como la localización de su cuerpo, que conocimos el 28 de abril de este año, no hay justicia. Lo que hay son desatinos, como es costumbre en la institución encargada de realizar las “investigaciones” o “esclarecer” los hechos. Y como en otros casos la neblina que no deja ver la verdad está hecha por actores políticos.
La mano del poder político metida en un asunto donde no debería estar. Y esas manos, nadie lo dudó, son de Salomón Jara Cruz y de su secretario de Gobernación, Jesús Romero López, quienes deberían ser llamados a cuentas por la evidente protección a Donato Vargas, quien opera políticamente la región de la sierra Juárez donde se asientan los municipios mixes. Un operador político del primer gobernador morenista de Oaxaca, el mismo al que se le olvidó ponerle agua a las flores, por lo que hasta hoy no hay primavera.
Sandra Estéfana Domínguez Martínez se atravesó en la vida de estas mafias empoderadas cuando denunció en 2020 y 2023, a petición de otras mujeres, los chats pornográficos Sierra XXX y Megapeda, este último nombre en alusión seguramente a aquellas lamentables escenas grabadas en un video que circularon por todas partes donde el funcionario estrella de Jara, totalmente ebrio, hacía el ridículo tirado en el suelo. Vaya nivel del funcionario, dicen que para muestra un botón.
Los famosos chats, son en realidad una contribución a la cadena de trata de mujeres, pero estas mujeres eran parejas, exparejas, aventuras ocasionales o amistades de los señores mixes, que se contaban por decenas en los chats, y donde no podía faltar Donato Vargas y el hermano del ahora muy poderoso titular del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas, Adelfo Regino Montes, me refiero a Francisco, de los mismos apellidos.
La actitud de estos sujetos, sobra decir misóginos, al publicar contenidos sexistas y pornográficos denigrando la vida de las mujeres, muchas de ellas sus paisanas y conocidas, es, no cabe duda, una clara violación al artículo 249 del Código Penal del Estado de Oaxaca. Este delito se comete cuando se divulga, comparte o distribuye información de manera no autorizada, exactamente lo que hicieron estos señores para “divertirse” entre ellos mostrando su virilidad reducida al espacio digital.
Entonces queda claro que aquello de que ningún violentador al poder es solo una frase de esas que se gastan en política de tanto que la dicen, pero no se cumplen. Porque si así fuera, Jara tendría que haber despedido a su amigo por esa acción, para empezar, luego debió ser investigado por la Fiscalía de Oaxaca. Lo mismo que al hermano del afamado titular del INPI. Pero, Jara optó por limpiarse los mocos con la ley y a su amigo lo separó del cargo por 15 días, solo eso. Como decía un fallecido periodista, ¿pues a quién mataron juntos? ¿Por qué tantas consideraciones?
La justicia, como en las tiras de Mafalda escritas por Quino, sigue caminando en el lomo de una tortuga, lentamente, sin logros trascendentales, más los que ya conoce usted: dos personas que resultaron asesinadas en un operativo, casualmente uno de ellos que tenía información; dos personas en prisión, sin avances en la investigación, y pendientes dos órdenes por desaparición. Y, casual, común, lo de siempre, en relación con el feminicidio de la defensora, nada.
Así que Claudia Sheinbaum apenas se estaba acomodando en la silla presidencial cuando se enteró de lo que sucedía en Oaxaca y la defensora. Fue el 5 de mayo, en su mañanera, cuando soltó “es doloroso”, cuando se le preguntaba qué opinaba de la localización del cuerpo sin vida de Sandra. Claudia Sheinbaum supo por supuesto del caso, pero no dijo nada sobre el todopoderoso “rey Donato”. Por tanto, la presidenta debe saber que tiene ese pendiente.
Un pendiente que le arrebató un pedazo del corazón a una madre; un pendiente que deja a una niña en orfandad, una soledad que no se alivia con nada, y un dolor profundo por una ausencia para el resto de la familia.