Para algunos, octubre viene siendo un mes de transición, pues la gente se prepara emocionalmente para recordar a nuestros familiares y amigos que se han adelantado en el camino. En nuestra tradición antiquísima los recordatorios comienzan acabando el mes, con la limpieza en los panteones y la preparación de ofrendas que se comienzan a instalar en hogares y lugares públicos antes que arribe noviembre. Los frescos que comienzan a sentirse y la aparición de flores silvestres amarillas hace que comentemos: “Ya se acercan los muertos”.
Con los actos conmemorativos por la matanza del 2 de octubre de 1968 en una parte de la sociedad se puso especial énfasis en exigir la liberación de integrantes de las embarcaciones que estaban tratando de llegar a Gaza para entregar ayuda humanitaria, pero que fueron interceptados por el régimen fascista de Israel. Son 497 personas de 46 países las secuestradas en aguas internacionales. en la llamada flotilla Global Sumud. Entre ellas seis de origen mexicano con dos reconocidos periodistas.
Hasta el viernes no se estaba seguro de que hombres y mujeres activistas no hayan sufrido tortura física, aunque sí psicológica, por parte de un gobierno que desde hace meses realiza una “limpieza” étnica de los habitantes de Gaza, con el objetivo criminal y expansionista de quedarse con todo el territorio de la franja. Se acumulan miles de muertos y heridos, particularmente niños masacrados por los bombardeos, pero también por la falta de alimentos. “Estamos llevando leche y medicinas”, contestaban lo activistas antes del arresto a los militares israelíes.
El secuestro para evitar que llegaran, y de este modo hacer más visible la tragedia, ha sido consumado con la complicidad del gobierno de Donal Trump y otras naciones poderosas, frente a lo cual se hacen esfuerzos diplomáticos de muchas naciones para tratar de frenar esta infamia. El fascismo a todo lo que da, personalizado por las antiguas víctimas del nazismo que hoy representa Netanyahu.
En calles del mundo y la capital de nuestro país, pero también en varios estados se hizo visible la indignación. El recordatorio en México por el 57 aniversario de Tlatelolco y los hechos en Gaza se realizó pacíficamente. Sin embargo, algunos grupos violentos, que siempre aparecen, cometieron destrozos y agredieron a la policía con casos graves de agentes con quemaduras en el cuerpo, que es preciso denunciar también.
En el 68 las y los estudiantes realizaban protestas masivas, con pintas, mantas, perifoneo y entrega de volantes en las calles, defendiendo el derecho a la libre manifestación, denunciando represión y abogando por la defensa de la autonomía universitaria y las demás escuelas como el Politécnico. Pero no hay registros de que el objetivo fuera llegar a estos extremos para provocar la represión del Estado, como estos grupos insisten en hacerlo, de unos años hacia acá, sospechosamente cuando un gobierno demócrata se hizo cargo del país. Los extremos se juntan, paradójicamente. Las organizaciones convocantes a estas protestas deben deslindarse, porque malas acciones desprestigian las luchas democráticas en momentos en que vivimos, quiérase o no, en otro país que no es el Díaz Ordaz, el de Salinas, Zedillo, Calderón, Fox o Peña Nieto.
Las y los mexicanos que trataban de entregar comida y medicamentos a Gaza, que hasta ayer seguían secuestrados por Israel, son: Sol González, Arlin Medrano, Ernesto Ledezma, Laura Alejandra Vélez Ruiz Gaytán, Carlos Pérez Osorio y Diego Vásquez. No hay que descansar en realizar todo tipo de denuncias, desde las publicaciones en redes sociales a las que nuestra imaginación y posibilidades alcancen. Como en el 68, la matanza de estudiantes y la limpieza de la inconformidad usando a batallones del ejército y al Estado Mayor Presidencial, hoy se hace con mayor poder de fuego en Gaza, con sadismo y crueldad.
Por ello las y los demócratas no deben permitir que en México y particularmente en Oaxaca sigan prevaleciendo gobiernos que actúen impunemente en contra de la gente, atizando conflictos en lugar de atenderlos, enviando porros de sindicatos de extorsionadores contra protestas magisteriales, dejando que los pueblos se maten sin ofrecerles justicia y asignando onerosos sueldos, prebendas y contratos de obra pública a integrantes de dos apellidos que hace tres años “no tenían dónde caerse muertos”. Crímenes de Estado en Gaza, y graves casos de corrupción no deben tolerarse. Hay que decirles: ¡No!
@ernestoreyes14