Con al menos un mes de anticipación, estudiantes de Oaxaca anunciaron que el pasado 23 de septiembre de 2025 se manifestarían ante la conferencia “mañanera” de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo; y aclararon que pedirían la intervención de la más alta autoridad de México para que les regresen sus albergues estudiantiles de los que fueron desalojados tanto en Miahuatlán como en Villas de Monte Albán; también solicitarían detener la persecución y represión y castigo a los vándalos y porros que durante el desalojo les robaron sus pertenencias y denunciaron que el gobernador Salomón Jara Cruz no ha movido ni un dedo para detener o castigar a los agresores, pues todo indica que están protegidos por las autoridades municipales o estatales.
Tal como lo anunciaron, llegada la fecha, alrededor de las cinco 30 de la mañana, unos dos mil jóvenes, tanto de Oaxaca como de la Ciudad de México (CDMX), Puebla y del Estado de México se reunieron en las inmediaciones del Zócalo; si aún vivimos en un país libre y democrático, este esacio pertenece a todos y uno debería poder caminar, pasearse o protestar ahí por alguna injusticia cometida. Paulatinamente, el contingente fue creciendo y casi a las siete de la mañana, los jovenes se esforzaban en convencer a los jefes policiales para que los dejaran ingresar al Zócalo, realizar pacíficamente el mitin planeado y buscar entrevistarse con la Presidenta para plantearle sus problemas; pero no fue así.
La sorpresa fue que, aunque Sheinbaum decretó, en 2018, la desaparición del Cuerpo de Granaderos, desde un día anterior y la madrugada del 23 de septiembre, ya se habían instalado cientos de hombres de negro armados hasta los dientes, con escudo y tolete, estratégicamente ubicados y cientos de metros de vallas metálicas impedían a la juventud oaxaqueña manifestarse frente a Palacio Nacional, sede del máximo poder del país.
Así que, sin más, el contingente representativo de los jóvenes oaxaqueños y sus compañeros solidarios recibieron la furia del cuerpo policiaco, agresiones verbales, macanazos y patadas; pero la dignidad inquebrantable y la férrea actitud de los valientes jóvenes ayudaron a resistir; y si no pasó a mayores fue porque su cordura es mayor que la de los gobernantes morenistas municipales, estatales y federales.
Pero, ¿por qué el alcalde de Miahuatlán, en Oaxaca de Juarez, el gobernador Salomón Jara y ahora la Presidenta, todos emanados de Morena, ignoran a los estudiantes, permiten que se atropellen sus derechos y ahora desde el Gobierno Federal, en lugar de escucharlos, los golpean y les prohíben manifestarse?
¿No saben que para que una nación pueda desarrollarse y ganar las luchas en todos los frentes, se necesita un verdadero ejército de jóvenes que estudien y se preparen profesionalmente para conformar un país próspero, rico y con un desarrollo inigualable; que su pueblo viva mejor sin hambre ni miseria, con acceso a salud digna, sin temor por la delincuencia y sin tanto dolor humano?
Los estudiantes oaxaqueños que acudieron a denunciar el despojo de sus albergues recibieron, como respuesta del Gobierno Federal, una golpiza propinada por un cuerpo de granaderos que ya no debería existir, porque la Presidenta lo disolvió en 2018; pero este “fantasmal” corporativo es tan real, que esta vez impidió a los estudiates oaxaqueños manifestarse libremente en el gran Zócalo de México.
Los jóvenes de Oaxaca, organizados en la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios Rafael Ramírez han aprendido la lección y saben que la unión hace la fuerza y que su llamado a luchar contra las injusticias y atropellos de los porros y vándalos protegidos desde altas esferas del poder municipal y estatal en Oaxaca es la chispa que encenderá y organizará a toda la juventud que busca superarse profesionalmente y reconstruir un país nuevo, de bienestar y progreso para todos. Ellos saben que, si estudian y luchan para defender sus derechos, ganarán la mejor de las batallas; educarse, organizarse y luchar son el inicio de la conquista para un México mejor, más justo y más equitativo. Si el gobierno de Sheinbaum y de Salomón Jara insisten en omitir los problemas de los estudiantes, habrá más protestas. Por el momento, amigo lector, es todo.