El recordatorio del inicio de la Independencia de México a 215 años de la gesta heroica en pro de la libertad, ha colocado a la presidenta Claudia Sheinbaum en un lugar preponderante de la historia.
Ya se ha dicho mucho, pero antes de que termine septiembre, hago este sencillo análisis, para explicar el inicio de esta columna. Primero, es cierto, es innegable, es la primera mujer que realiza la ceremonia de El Grito de Independencia desde el balcón central del Palacio Nacional. Un dato que nos habla de 200 años de hegemonía masculina en nuestro país.
Como se ha dicho, este acto y el desfile del 16 de septiembre estuvieron llenos de pequeños y grandes momentos que marcaron un antes y un después, que nos dicen que en el poder ejecutivo del país hay una mujer y eso se reflejó en algo que los cronistas de la noche del 15 de septiembre revelaron, la asistencia de muchas mujeres de todas las edades en la primera fila en la plaza pública más importante del país. Sin duda, como se dice, hay pedagogía en el hecho de que una mujer gobierne, en especial, para las niñas y las adolescentes. A las adultas nos da gusto tener la oportunidad que durante años muchas, quizá miles de mujeres no pudieron ver.
La falda color morado. Un color que ha sido históricamente usado por las mujeres. El color morado, se ha dicho, es el color de la transformación (la real, no la política) y fue adoptado por las feministas desde el movimiento sufragista inglés. Retomado con efervescencia en las marchas feministas desde finales del siglo XX.
Hay otras versiones de su origen, como el hecho de que tras el incendio de la fábrica de camisas en Nueva York de 1911 en el que se ha dicho murieron 123 trabajadoras, a lo lejos el humo se observaba color lila. Sin embargo, la versión de la fábrica se puso en duda por una historiadora canadiense, cuando se estableció que no hubo tal incendio, como quizá hubo tal humo lila.
En fin, lo que sí es una verdad es que el morado, en México combinado con negro, son los colores de la vestimenta que cada 8 de marzo o el 8M y en ocasiones en 25 de noviembre, 25N, se utilizan en las marchas feministas. Morado y negro son símbolos de la lucha feminista mexicana y en muchas partes del mundo.
Así que después de la aparición de Sheinbaum con su falda morada, lo que hubo fue dijéramos “empatía”. Un hecho bien planeado.
En tercer lugar, otro símbolo fue la escolta de cadetes mujeres, aunque no era la primera vez que sucedía. Fue el último presidente priista, Enrique Peña Nieto, quien en sus tres últimas ceremonias contó con escoltas integradas solo por mujeres.
tres oaxaqueñas. A diferencia del pasado hoy tenemos la suerte, cuidados de la producción, de conocer los nombres de las seis jóvenes: Jennifer Samantha Torres Jiménez, originaria del Estado de México, quien fue la abanderada es tenienta de Policía Militar; Samira Michel Delgadillo Chávez, originaria de Villa de Tuxtepec, Oaxaca, e Itzel Sarahi Martínez Tozcano, originaria de Guadalajara, Jalisco, cabos de cadetas de cuarto año de infantería y la cabo de cadetas de cuarto año de Policía Militar, Karla Paola Guevara Pérez, originaria de la Ciudad de México. Además, de la cadeta de primera división de tercer año en Policía Militar, Andrea Carvajal Audelo, de San Pedro Juchatengo, Oaxaca, y Yetzelany Gallegos Ortiz, originaria de Santiago Pinotepa Nacional, Oaxaca, cadeta de primera división de tercer año en Zapadores. Curioso en esta escolta hubo tres oaxaqueñas.
Un cuarto detalle fue el video a través del que nos enteramos que fueron mujeres militares las encargadas de confeccionar la banda presidencial que utilizó la presidenta mexicana.
Quinto, este año participaron cuatro mil mujeres de las fuerzas armadas en el desfile militar del 16 de septiembre. La cuarta parte del total de elementos que participaron. Veremos si en los próximos desfiles hay una mayor presencia de mujeres, poco menos de 20 mil en el Ejército mexicano, 563 en la Fuerza Aérea y 22.5 mil en la Guardia Nacional. Es curioso, pero desde 1934 ha habido mujeres en el Ejército, María González, es el nombre que registra la historia, como afanadora de primera en la Intendencia General del Ejército y hasta el 1 de octubre de 2024 tenemos la primera Comandanta Suprema de las Fuerzas Armadas. Las generalas no han sido tantas desde hace 90 años cuando llegó María González, el dato es que entre 2013 y 2022, 54 mujeres ocuparon este rango militar. Los siguientes tres años no hay ese dato disponible. Sin embargo, hay un reflejo de desigualdad. Es evidente, ellas han estado siempre, aunque con mucho menos protagonismo.
Y sexto detalle fue la inclusión en el grito de independencia de dos heroínas más: Gertrudis Bocanegra y Manuela Molina La Capitana.
El séptimo punto fue la forma en que la presidenta nombró a una de las heroínas más importantes: la corregidora Josefa Ortiz Téllez Girón, nombre de soltera, acción que ha despertado toda clase de suspicacias. Al margen del grito, Josefa Ortiz Téllez Girón fue la primera heroína nombrada en un grito de independencia en 1980, esto es, 170 años después del inicio de la Guerra de Independencia en 1810 y que terminó en 1821, como da cuenta el historiador Fernando Serrano Magallón. Lo que ocurrió siendo presidente José López Portillo, quien citó a doña Josefa con todo y su apellido de casada en los tres últimos gritos que dio.
Sin embargo, no siempre ocurrió. En las ceremonias conmemorativas desde el balcón central del palacio nacional, los presidentes que le siguieron Miguel de la Madrid y Carlos Salinas de Gortari (1983-1994) no la nombraron en esos años en que les tocó realizar la arenga patriótica.
En tanto Ernesto Zedillo la mencionó en 1999, 2000 y 2001, esto es en el cuarta, quinta y sexta ceremonia del Grito. En total hubo entonces una pausa de 17 años de silencio para las heroínas mexicanas después de la mención hecha por el entonces presidente López Portillo.
Vicente Fox Quezada recordará siempre a “la Corregidora” y en su tercer Grito de Independencia, en 2003, mencionará a Leona Vicario por primera vez, pero fue omitida en 2005 y retomada en 2006, durante la última ceremonia del Grito del primer presidente panista.
En las ceremonias encabezadas por Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto, es decir entre 2007 y 2018 se mencionó a una sola heroína: José Ortiz con su apellido de casada.
Sin embargo, en su última ceremonia de Calderón, dos mujeres integraron la escolta en la parte de atrás. En tanto que en los últimos tres años de Peña Nieto (2016, 2017 y 2018) las escoltas estuvieron integradas solo por mujeres.
Con Andrés Manuel López Obrador, además de Josefa Ortiz (con apellido de casada) siempre se mencionó a Leona Vicario en todas las ceremonias (2019-2024). Durante cuatro primeras ceremonias integraron dos mujeres la escolta en la segunda fila.
Sin duda alguna, las mujeres han jugado un papel preponderante en la historia mexicana, sin haber recibido un justo reconocimiento. Ya son cuatro las mujeres mencionadas en la arenga patriótica: Josefa Ortiz, Leona Vicario y ahora Gertrudis Bocanegra y Manuela Molina La Capitana.
Sin romanticismo alguno, quizá toque a la primera presidenta de México hacer visibles a otras mujeres que dieron su vida por un país independiente.
Lo otro, el pero de siempre, que nos queda a deber es sin duda la visibilización, la escucha, el reconocimiento y la justicia que desde hace 50 años han exigido -ese ente político que constituyen las madres buscadoras y las madres de las víctimas de feminicidio, a veces muy invisible para la esfera gubernamental sea tricolor, blanquiazul o guinda.
Una palabra a, una mirada, un gesto, una escucha serán suficientes, mostrará que la voluntad de gobierno es distinta de fondo para, en muchos casos, alcanzar la verdad y de esa forma terminar con la impunidad, hoy se hace necesaria y de manera urgente esa PRESIDENTA que gobierna también para las mujeres, con esa otra “manera de ser”, y así, y solo así podremos gritar ¡Vivas por la justicia! Antes no presidenta Claudia Sheinbaum.