La visita de la presidenta Claudia Sheinbaum a Oaxaca de Juárez fue un evento de contrastes. Mientras su discurso en el estadio del Tecnológico no superó los 40 minutos, el caos vehicular provocado por el “acarreo” masivo para llenar el recinto se prolongó por más de siete horas, dejando a la ciudad paralizada y a sus habitantes desesperados.
La jornada fue un auténtico calvario para los oaxaqueños. Vialidades como el Cerro del Fortín y las inmediaciones de la Central de Abasto atraparon a cientos de personas que quedaron varadas, sin poder utilizar el transporte público, que fue destinado a movilizar a los asistentes al mitin.
Muchos tuvieron que caminar largas distancias, mientras otros quedaron atrapados en sus vehículos, impotentes ante el tráfico a vuelta de rueda.
En el escenario, la presidenta Sheinbaum desgranaba una serie de programas de Bienestar. Habló de becas para jóvenes, estudiantes universitarios y de preparatoria, así como de apoyo a productores agrícolas con fertilizantes gratuitos y el programa “Sembrando Vida”.
Anunció un nuevo programa para mujeres de 60 a 64 años, destacando el trabajo no remunerado que han realizado a lo largo de sus vidas.
Pero fuera del estadio, la realidad era otra. En el Palacio de Gobierno, normalistas pintaron la fachada en protesta por la represión que sufrieron hace un año. La tensión escaló cuando un grupo de choque, presuntamente financiado por morenistas, intentó confrontar a maestros de la Sección 22 que se manifestaban pacíficamente contra la visita.
El evento también tuvo su cuota de bochorno. El presidente municipal de Santa Lucía del Camino, Juan Carlos García Márquez, y la diputada local, Daniela Taurino, contrataron “marmotas” con sus nombres para promocionarse, un acto que fue recibido con abucheos por parte de los maestros que protestaban, demostrando el descontento popular más allá del discurso oficial.