Ciudad de México. – Miles de habitantes de Culiacán, Sinaloa, se unieron en una marcha pacífica vestidos de blanco, recorriendo las calles desde la Catedral Basílica hasta el Palacio de Gobierno para exigir un alto a la violencia que ha sumido a la ciudad en una crisis humanitaria desde la captura de Ismael ‘El Mayo’ Zambada y Joaquín Guzmán López el 25 de julio de 2024.
La Marcha por la Paz, convocada por colectivos de familiares de desaparecidos y organizaciones civiles, mostró carteles con mensajes como ‘Queremos paz’ y fotos de personas desaparecidas, reflejando el dolor colectivo y el temor cotidiano que enfrentan los culiacanenses ante la escalada de homicidios, secuestros y narcobloqueos.
El periodista Jesús Verdugo, en una crónica personal publicada en medios locales, describió la marcha como un grito desgarrador de las familias que buscan a sus seres queridos, en un contexto donde Sinaloa registra más de 2,500 casos de desapariciones activas hasta agosto de 2025, según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas. Verdugo narró el testimonio de madres como Rosa Lidia Félix Camacho, quien lleva un mes en huelga de hambre frente a la Catedral exigiendo la localización de su hijo Jesús Tomás, desaparecido el 1 de noviembre de 2024. ‘Culiacán vive atrapada entre el miedo y la impotencia’, escribió, destacando cómo la ciudad, otrora vibrante, ahora se vacía al caer la noche por temor a balaceras y secuestros.
La marcha tuvo fuertes críticas al gobernador Rubén Rocha Moya, con consignas como ‘¡Fuera Rocha!’ y pancartas que lo acusan de complicidad con el Cártel de Sinaloa, señalamientos alimentados por la carta de ‘El Mayo’ Zambada, quien afirmó haber sido citado por el gobernador antes de su captura. Los manifestantes, entre ellos comerciantes, estudiantes y familias, demandaron justicia para víctimas como Héctor Cuén, asesinado el mismo día de la detención de Zambada, y pidieron la intervención de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien ha defendido a Rocha pese a las acusaciones. Verdugo señaló que la presencia de más de 11,000 soldados en Culiacán no ha frenado la violencia, con 571 civiles asesinados en 2025, según datos de la Fiscalía estatal.
La crónica de Verdugo también resaltó la resiliencia de los culiacanenses, quienes, a pesar del miedo, se unieron para exigir seguridad y el esclarecimiento de desapariciones. ‘La ciudad está de luto, pero no derrotada’, escribió, describiendo cómo los asistentes, muchos con lágrimas, portaban velas y fotos de sus desaparecidos, como un recordatorio de la urgencia de acción gubernamental. Organizaciones como Construyendo Espacios para la Paz se sumaron, criticando la falta de resultados en iniciativas previas con el gobierno estatal. El tianguis de Culiacán, clausurado tras recientes balaceras, simboliza el impacto económico y social de la inseguridad.
La Secretaría de Seguridad Pública estatal resguardó la marcha, pero el gobierno de Rocha no emitió un pronunciamiento directo sobre las demandas. La movilización, la segunda en una semana, refleja un hartazgo generalizado en Sinaloa, donde la pugna entre las facciones ‘Mayitos’ y ‘Chapitos’ del Cártel de Sinaloa ha dejado más de 1,000 muertos y cientos de desaparecidos desde septiembre de 2024.