La Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en coordinación con la Unidad General de Conocimiento Científico de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, inauguró la exposición artística “Ecos de la niñez por ríos sanos”.
La muestra reúne 12 acuarelas pintadas en 2015 por niñas y niños de Oaxaca, cuando apenas comenzaba la batalla jurídica por la defensa de los ríos Atoyac y Salado. En aquel momento, la asociación Litigio Estratégico Indígena A.C. impulsaba un juicio de amparo para frenar la contaminación de los afluentes. Aunque había logrado una sentencia favorable en primera instancia, cuatro autoridades —entre ellas la Comisión Nacional del Agua (Conagua)— interpusieron recurso de revisión.
El arte como resistencia
Ante este escenario, la organización convocó a niñas y niños de distintas edades a expresar, a través de la pintura, cómo imaginaban sus ríos: sanos, libres y limpios. Con la guía del maestro pintor Bernardo Ortiz, conocido como El Apocalypto por su participación como actor en la película de Mel Gibson, los pequeños aprendieron técnicas de acuarela y crearon obras que hoy, ocho años después, siguen siendo testimonio de una causa ambiental y comunitaria.
Las 12 piezas seleccionadas fueron enviadas a la Suprema Corte, en un gesto simbólico de llevar la voz de la infancia hasta la máxima instancia judicial.
Una lucha que continúa
Hoy, con la sentencia confirmada a favor de los pueblos y comunidades que defienden los ríos, la batalla se mantiene en la etapa de ejecución. “El derecho no solo es norma jurídica. Es arte, es lucha, es canto”, expresaron los organizadores durante la inauguración en Ciudad Universitaria.
Voces en la Facultad de Derecho
Durante la exposición, Mariana Yáñez y María Fernanda Hernández, activistas de Litigio Estratégico Indígena compartieron con los estudiantes de la Facultad de Derecho la importancia de las obras y el papel del arte como herramienta de resistencia y concientización social. Subrayaron que la defensa de los ríos trasciende lo jurídico y se convierte también en un acto cultural y colectivo.
Con esta exposición, la UNAM, la Suprema Corte y Litigio Estratégico Indígena reafirman la intersección entre derecho y arte, mostrando cómo la creatividad de la niñez puede convertirse en un poderoso eco a favor de la justicia ambiental.