La Marcha por la Salud, una protesta nacional que buscó visibilizar la escasez de medicamentos y la precariedad del sistema de salud pública, encontró en Oaxaca un escenario de burla y desprecio.
Mientras en otras ciudades como Guadalajara la convocatoria tuvo una gran respuesta, en la capital oaxaqueña los manifestantes, incluyendo niños con cáncer y sus familias, fueron objeto de mofas y faltas de respeto.
Sixto García, de la fundación Corazón Rosa, denunció los hechos, al señalar que la marcha fue recibida con insultos y desdén por parte de algunos transeúntes sobre la Calzada Porfirio Díaz.
“Hubo mentadas de madre y un negocio subió el volumen de su publicidad para que no se oyeran nuestros gritos”, lamentó.
Esta situación, dijo, demuestra una alarmante falta de empatía hacia quienes padecen enfermedades graves como el cáncer.
El activista expresó su deseo de que nadie tenga que pasar por la situación que viven los pacientes oncológicos, quienes, además de luchar contra la enfermedad, enfrentan un sistema de salud sin los recursos básicos.
En este contexto, la madre de Sofy Altamiro, paciente del Hospital de la Niñez Oaxaqueña, compartió su desgarrador testimonio.
Relató que durante 12 meses ha luchado contra el cáncer infantil, y que en este tiempo han sido las fundaciones privadas las que han solventado la mayor parte de los medicamentos.
A pesar del esfuerzo extraordinario del personal médico, dijo, resulta imposible combatir la enfermedad cuando el hospital no cuenta con lo básico.
“Que no lleguen a necesitar o estar en una situación difícil”, expresaron los líderes de las fundaciones, al hacer un llamado a la sociedad a reflexionar sobre la importancia de la solidaridad y la empatía.
La movilización buscaba, entre otras cosas, exigir un sistema de salud digno para todos los mexicanos. No obstante, en Oaxaca, la lucha por este derecho se vio opacada por la falta de sensibilidad de quienes optaron por burlarse y despreciar el dolor ajeno.