En días recientes, justo unos días después de terminadas las actividades de la denominada máxima “fiesta de los oaxaqueños”, aparece un nuevo caso de controversia por una probable apropiación cultural. El tema surge producto del lanzamiento por parte de la marca internacional Adidas de un nuevo producto, su huarache sintético denominado “Oaxaca Slip On”. Ante esto, en su conferencia de prensa del 5 de agosto, Salomón Jara hizo un llamado al director general de la mencionada marca en México, Jorge Dionne, así como al diseñador Willy Chavarría, a suspender de manera inmediata su promoción y comercialización del producto.
En dicha conferencia, Jara Cruz agregó que se procedería jurídicamente contra la empresa y el diseñador, por uso sin consentimiento de aspectos culturales y del nombre del estado. Además, solicitó reconocer públicamente el origen de su diseño, el cual, según el mandatario estatal, sin autorización, surge de los huaraches tradicionales de Villa Hidalgo Yalálag. Así como también, apegarse a la normatividad aplicable en cuanto al uso del nombre “Oaxaca” y establecer un diálogo directo con la comunidad afectada y el Gobierno del estado a fin de reparar el daño causado y explorar mecanismos de restitución cultural.
Esta situación generó controversia en la opinión pública, así como en las redes sociales. Sobre todo, porque no es la primera vez que sucede algo similar sobre el plagio de diseños artesanales.
Como, por ejemplo, en el año 2021 cuando la empresa Anthropologie, con sede en Estados Unidos, plagió el diseño de ropa originaria de Santa María Tlahuitoltepec, comunidad Mixe. Pero también en el 2022, cuando la marca de ropa de origen francés Sezane, utilizó de manera indebida la imagen de una mujer indígena de Teotitlán del Valle para promocionar sus productos.
Desafortunadamente, esta controversia que iniciaría como un referente para la defensa cultural de Oaxaca, se convirtió rápidamente en una burla. Ya que, aunque el gobernador Salomón Jara, junto con diputados locales y senadores “defendieron” el diseño como auténtico de Villa Hidalgo Yalalág, artesanos locales y dueños de la marca Kwara, reconocida en Sahuayo, comunidad del estado de Michoacán, desmintieron tal afirmación, al señalar que el tejido en cuestión es originario de Michoacán, y no de Oaxaca.
Situación que evidenció dos puntos que ya se sospechaban, pero que ahora ya se confirman. En primera que diputados locales y senadores de Oaxaca afines a Morena, no tienen juicio propio, sólo repiten lo que el gobernador indica, sin verificar la veracidad de la información. En segundo lugar, que Salomón Jara Cruz quien dice ser un gobernante del pueblo y de territorio, no conoce ni el diseño típico de una comunidad a la cual dice pertenecer.
Y pesar de que es claro que existe una apropiación cultural por parte de la empresa transnacional, también es cierto que esta situación vuelve a evidenciar la falta de trabajo político y legislativo para la protección de los bienes culturales e históricos de nuestras comunidades indígenas. Lo anterior a pesar de que existe el marco legal y normativo correspondiente.
En primer lugar, se cuenta con la Ley Federal de Protección del Patrimonio Cultural de los Pueblos y Comunidades Indígenas y Afroamericanas. Que, dentro de su amplio contenido, en su título tercero se refiere al Sistema de Protección del Patrimonio Cultural de los Pueblos y Comunidades Indígenas y Afromexicanas. El cual estará conformado por dependencia y entidades de la Administración Pública Federal que tengan atribuciones que se relacionen con el objeto de esta ley y sus disposiciones complementarias.
Dentro de los objetivos más importantes de este Sistema de Protección, que se encuentran en su Artículo 35, resaltan las fracciones:
I.- Articular acciones de las dependencias y entidades del gobierno federal para garantizar el respeto y la defensa de la propiedad colectiva de los pueblos indígenas y afromexicanas, respecto de su patrimonio cultural, conocimientos y expresiones culturales tradicionales;
II.- Coordinar la elaboración de instrumentos, programas, servicios y acciones para la preservación, desarrollo integral y promoción del patrimonio cultural de los pueblos y comunidades indígenas y afromexicanas y de sus elementos;
VII.- Diseñar e implementar políticas públicas de protección, salvaguardia y desarrollo de los elementos del patrimonio cultural de los pueblos y comunidades indígenas;
XI.- Registrar, catalogar y documentar elementos del patrimonio cultural de los pueblos y comunidades indígenas y afromexicanas; y
XII.- Establecer programas de capacitación e investigación relativos al patrimonio relativos cultural de los pueblos y comunidades indígenas y afromexicanas.
De la misma forma se cuenta con la Ley del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas, que tiene por objeto y funciones, aprobar y participar en coordinación con las instancias competentes, en la formulación, ejecución y evaluación de los planes, programas que realicen las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal con relación a los pueblos indígenas y afromexicano, garantizando la pertinencia económica, social, cultural y lingüística (Artículo 4, fracción II).
Dentro de esta ley, en su capítulo III Del Mecanismo para la Implementación y Protección de los Derechos de los Pueblos Indígenas, se encuentra el artículo 27, mismo que establece que este mecanismo es la instancia de formulación y coordinación de las políticas públicas transversales para la implementación de los derechos de los pueblos indígenas, así como de su desarrollo integral.
Llegados a este punto, surgen los siguientes cuestionamientos:
¿Qué han hecho las dependencias del gobierno del estado para la protección de los bienes culturales de las comunidades Oaxaqueñas? ¿Cuáles son los resultados del trabajo legislativo para proteger a los productos culturales e históricos de nuestro estado antes de que se concrente los plagios? ¿O es que es mejor permitir el plagio para después negociar sin tomar en cuenta la voz de la comunidad afectada? ¿Existe algún catálogo en donde estén registradas y documentados los elementos del patrimonio cultural de los pueblos y comunidades indígenas? ¿Qué políticas públicas del estado de Oaxaca existen para la protección, salvaguardia y desarrollo de los elementos del patrimonio cultural de los pueblos y comunidades indígenas?
Sumado a lo anterior, recientemente, se presentó el balance sobre el costo y los resultados de la Guelaguetza 2025, el cual señala que se tiene registro de una inversión de 162 millones de pesos, recuperando solamente 57 millones de pesos, lo que es una inversión de casi el triple de lo recaudado. Ante esta escandalosa cifra, el secretario de Cultura, Flavio Sosa, justificó el gasto argumentando que la Guelaguetza no busca ser un evento de atracción turísticas con fines de lucro, sino una inversión para dignificar la esencia y los derechos culturales de los pueblos de Oaxaca.
No obstante, de todos esos millones invertidos en menos de un mes, no existe una sola partida presupuestaria, ni política pública, ni estrategia interinstitucional, para procurar la protección temprana de los derechos y productos culturales de los pueblos de Oaxaca.
Sobre este tema, si la inversión pública realizada no es con fines de lucro, sino más bien es un medio para dignificar la esencia cultural de Oaxaca, ¿por qué no se presentó alguna banda musical infantil con las que se cuenta en varias comunidades del estado? ¿Por qué no existieron escenarios para que el talento local se diera a conocer?
Sin duda el argumento de defensa sobre el gasto inverosímil para llevar a cabo las actividades de la fiesta de la Guelaguetza solo demuestra el desconocimiento por parte del gobierno de la Primavera Oaxaqueña sobre la cultura, y costumbres de nuestro estado. El estado que dicen gobernar, pero que olvidan que la Guelaguetza nació de un acto de hermandad entre pueblos que, costeándose a través de mayordomías y tequio, no a través del uso de impuestos. Por lo cual el tema del plagio de Adidas intentó ser utilizado como una caja china para quitar el ojo al presupuesto público utilizado en la Guelaguetza 2025, cuyo balance deja más dudas que respuestas.
Finalmente, tal parece que para las marcas trasnacionales y gobernantes del estado, lo artesanal y lo oaxaqueño esta de moda, siempre y cuando no lo hagan los artesanos ni los propios oaxaqueños. Situación que es alarmante considerando que en nuestro estado lo que se sobra son productos culturales, pero lo que falta son funcionarios con la suficiente preparación para fortalecer su protección.