En un acto de valentía y profundo arraigo cultural, mujeres mixes emergen como guardianas de la maroma, una ancestral forma de circo indígena que se aferra a la vida en la Sierra Mixe de Oaxaca.
Una joven de Tlahuitoltepec, Mixe recientemente demostró en su comunidad, su destreza y fortaleza sobre la cuerda, un ejemplo palpable del compromiso de las nuevas generaciones con esta tradición en riesgo.
La maroma es mucho más que un espectáculo en las fiestas patronales de esta zona, es una vibrante expresión artística, ritual y festiva que conlleva acrobacias, música, poesía y humor.
Los maromeros ejecutan arriesgados actos sobre alambre, trapecios y barras fijas, a menudo a varios metros de altura. Cada presentación es acompañada por una banda de música que sigue las indicaciones del versador, creando un espectáculo único..
Tradicionalmente, las presentaciones de maroma son el corazón de las fiestas comunitarias, son la alegría y la tensión del espectáculo en sus prestaciones, la mayor parte en los atrios de las iglesias y plazas.
La relevancia de esta práctica es tal que ha sido declarada Patrimonio Cultural Inmaterial del Estado de Oaxaca, un reconocimiento que subraya la urgencia de su preservación.
El pueblo mixe, conocido históricamente como “los jamás conquistados”, ha logrado salvaguardar una gran parte de su rica cultura a lo largo de los siglos, y la maroma es un pilar fundamental que ahora también es realizada por mujeres y niños.
Sin embargo, a pesar de su profunda importancia cultural, la maroma enfrenta una dura realidad, ya que es una disciplina poco conocida y valorada fuera de sus comunidades, y lamentablemente, se encuentra en grave riesgo de desaparecer, según historiadores.
En este contexto, la emergencia de mujeres jóvenes mixes que desafian la altura y muestran un impresionante dominio del equilibrio, como la joven de Tlahuitoltepec que se ha hecho viral en redes sociales.