*Cerca del 20% del lugar, ubicado en 15 hectáreas de tierra y compuesta por ocho zonas, fue afectada
El recuento de los daños económicos en el corazón moribundo de Oaxaca: la Central de Abasto, es interminable. En medio de su soledad, desesperanza y una fe casi inexistente, las y los comerciantes aún no dan crédito a lo que sucedió.
No fue la contingencia sanitaria por el Covid-19 que arrazó con décadas de trabajo sino un voraz incendio, que pocos creen que fue un accidente pero si un fenómeno provocado para quedarse en casa.
“Durante muchos años se han realizado trabajos de soldadura. Hay una galera que se está construyendo desde hace tres años pero nunca una chispa ha provocado una desgracia como esta”, asegura Raúl comerciante del área de los pescados.
Entre pasillo y pasillo en donde no sólo llega aún el olor a humo sino también se palpa la tristeza, dolor e impotencia las historias convergen en un solo tema: la desgracia.
Cinco mujeres y un hombre del área de artesanías, la zona más devastada por las llamas, gritan en un unísono la falta de apoyo: nadie se ha parado aquí, ni los dirigentes, ni las autoridades, ni el presidente Oswaldo García Jarquín; dieron su discurso allá afuera pero la desgracia esta aquí, aquí adentro.
Lo perdimos todo, nosotros no buscamos aprovecharnos de esto, pedimos apoyo; nos deslindamos de los robos y saqueos así como del bloqueo que realizaron ayer sobre Periférico, no actuamos así, señaló una de las mujeres.
Más adelante otro grupo de comerciantes continuó con los reproches a la administradora del centro comercial más importante de Oaxaca, Noemí Alavés Aquino, quien arribó a la zona de desastre 20 horas después del siniestro.
“Jamás la señora se tomó la molestia de mandar oficios, nunca hubo un aviso oficial del cierre del mercado sólo a través de grupos de WhatsApp”, acusaron las mujeres indignadas quienes exigieron la presencia de las autoridades en la zona.
Protagonismos y falta de apoyos
Sin embargo en un afán de protagonismos, como los propios mercaderes lo calificaron Hugo Jarquín arribó con un grupo de personas para bloquear la Avenida Periférico, ante la falta de apoyos a los afectados, los cuales dijo sumaban más de 200.
El hombre quien también fue funcionario municipal había amenazado con armar un “desmadre” después de pasada la contingencia ante la instalación de filtros sanitarios en inmediaciones de la Central de Abasto.
Bomba de tiempo
Desde hace más de una década, los propios comerciantes alertaron sobre la “bomba” de tiempo que representa el recinto comercial debido a las fallas en la instalación eléctrica, el drenaje y demás infraestructura.
José Luis Díaz Cabrera, el presidente del Frente de Comercio Establecido del Mercado de Abasto quien aseguró que son al menos 150 comerciantes los afectados había dado a conocer la situación.
En marzo del 2019, autoridades de Protección Civil y de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), detectaron cuatro mil 800 tomas clandestinas en esta zona.
Sin embargo, el corto circuito no fue la causa de la desgracia en esta ocasión, según los propios mercaderes quien expusieron que fue una chispa que cayó por la soldadura de uno de los negocios en la segunda sección de la zona de artesanías.
De los números
La Fiscalía General, continúan con los trabajos de peritaje en este lugar en donde confluyen más de 15 mil almas en días de plaza con una derrama económica de 25 millones de pesos.
Después de que las autoridades realicen sus labores se procederá con las denuncias correspondientes, que iniciaron desde ayer.
El Mercado de Abasto, forma parte del referente y patrimonio de las y los oaxaqueños, es el centro económico más importante de Oaxaca y su capital.
Aquí, según estimaciones de los locatarios confluyen pobladores de más de 20 municipios conurbados, entre compradores y vendedores.
Está compuesta por ocho zonas comerciales, en donde según estimaciones de los propios locatarios fue afectada el 20 por ciento del total del lugar ubicado en unas 15 hectáreas.