El Día del Abuelo en México además de su celebración debe servir para reconocer la situación de los adultos mayores en nuestro país.
Sus zapatos le quedan grandes; su camisa y su pantalón también. Tiene un andar cansino y trastabilla al hablar. El ojo derecho no le funciona. Fue anulado por el ácido que regaba en los campos agrícolas. Fueron sus manos morenas, calientes como la tierra que trabajaba, lo último que vieron sus dos ojos ese día. Se llama Vicente. Ya rebasa los 60 años de edad y todos sus huesos le duelen. Trabaja todos los días en algo que no le gusta porque «es pesado y no se gana, pero no hay más». Se le pregunta qué sabe hacer y por qué no busca un empleo mejor. Responde que conoce de «albañilería y del campo, pero ya no como quiera me contratan».
La esperanza de vida ha incrementado 2.6 años en los últimos 16 años en México, pero las condiciones para personas de la tercera edad no son las mejores.
En términos sociales y económicos no alcanzan un buen nivel, «ni siquiera digno», señaló Ramona Romero Segovia. La doctora en Trabajo Social y especialista en sistemas de salud y estudios de género comentó que sobre los adultos mayores cae un estigma: «Son considerados como algo ajeno, como una cosa que está en frente; que saben que existe, pero que nadie quiere tomar. No son visibles para la sociedad», explicó. La catedrática de la UAS comentó que el desempleo, las desatenciones médicas y la soledad son los principales problemas que viven día a día las personas que tienen más de 60 años.
Respecto al trabajo, en una revisión que se hizo al periódico de Ofertas de Empleo del Servicio Nacional del Empleo, se detectó que las oportunidades son prácticamente nulas, pues no llegan ni al uno por ciento, alcanzando apenas el 0.30 por ciento. De las 3 mil 332 vacantes que se anuncian en la última quincena de agosto, únicamente en diez aceptarían a personas de la tercera edad. En el estado, en apenas dos de los 18 municipios existen vacantes para ellos, según la publicación del Servicio Nacional del Empleo: Culiacán y Mazatlán.
Romero Segovia explicó que, a pesar de que el empleo les es negado, las personas de la tercera edad llevan a cabo diversas tareas que no se visibilizan y por lo tanto no son retribuidas: «Como el cuidado de las casas donde se quedan, porque es al abuelo a quien le dejan en la casa cuando todos se van a la escuela o al trabajo. También a ellos les encargan el cuidado de los hijos durante el tiempo en que los padres están ocupados. Ellos limpian la casa, el patio, pero no les pagan por eso, no reciben un salario e incluso ni siquiera se valora», indicó.
Sin espacio y sin compañía
Otro de los problemas es que las condiciones urbanas son inhóspitas para ellos, no tienen espacio: «Antes, las casas y los patios eran amplios, había árboles y el ambiente era tranquilo. Pero esas condiciones ya no existen en la ciudad. Ahora ya viven en casas pequeñas, no tienen espacios para caminar y hay más ruido. Ese tipo de situaciones les ocasiona estrés e irritación. Además, dificulta sus procesos de descanso», comentó la catedrática de la UAS. Asimismo, sufren soledad, que se conoce como el «nido vacío», cuando los hijos se van, y ellos se quedan solos: «Esta soledad genera un desgaste psicológico considerable. Ellos empiezan a sentirse en una situación de tristeza, de ansiedad», según el Instituto de Pediatría.
La especialista en trabajo social señaló que, aunque existe un amplio marco jurídico en pro de los adultos mayores, tanto a nivel internacional como nacional y estatal, en materia de infraestructura todavía hace falta mucho por hacer. Unas de las carencias que existen —sostuvo— es la atención a los problemas de salud.
Sobre el particular, añadió que es en la vejez donde son más notorios los malestares y cuando se necesitan cuidados especiales. «Hay un desgaste significativo en los cinco sentidos. Todo el cuerpo va sufriendo cambios: la estatura, la piel, el pelo, la columna vertebral. También en las horas de sueño, en las emociones, sobre todo. Si una mujer se mira al espejo y se observa en una situación muy diferente a la de joven, hay un impacto emocional drástico, sobre todo porque estamos en una sociedad donde destaca la juventud, la belleza, la fuerza, la tecnología. Ese tipo de situaciones son contrarias a las de adultos mayores, y esos problemas emocionales no se tratan», comentó.
Adultos violentados
Los adultos mayores también sufren violencia. Beatriz Fabiola Aquino Rentería, jefa del área jurídica de la Dirección del Adulto Mayor del Sistema DIF estatal, comentó que reciben denuncias por abandono, omisión de cuidado, violencia física y violencia psicológica. En cuanto a violencia psicológica, hay maltrato y vejación, concentrándose las agresiones físicas en Culiacán y en contra de las mujeres. Abundó que las causas de la violencia «en alguno de los casos es por problemas de drogas, hijos esquizofrénicos, que son más los que se están presentando. Hay mucho abandono, particularmente de los hombres. Tenemos denuncias de los adultos que están en sus casas en abandono, sin atención médica, sin atenciones de alimentos, sin los cuidados básicos. En cuanto a violencia física, son sobre todo en contra de la mujer; pero, en abandono, los más afectados son los hombres», explicó. Añadió que, desde su departamento, han detectado que la falta de valores, la falta de agradecimiento, los resentimientos y la desintegración familiar son los aspectos que generan un ambiente hostil en el núcleo familiar hacia las personas de la tercera edad.
Luchan por tarifa preferente y mejor sistema de transporte
Todos los días pasa alrededor de once horas en las plazas públicas y en la calle, caminando y cargando un pendón. Lleva ya muchos meses buscando el mayor número de firmas posibles para lograr una política que considera necesaria para los adultos mayores: descuento del 50 por ciento en la tarifa de pasaje. Bonifacio Carrillo ya es una persona de la tercera edad, y considera injusto que en el estado no haya una tarifa preferencial «para los que ya no podemos trabajar y batallamos por eso».
Relata que en Culiacán sabe de adultos mayores que, aunque quisieran salir a algún lado, no lo hacen porque no tienen para el pasaje, «y no tienen porque es muy caro».
Indicó que otro de los problemas es que el sistema de transporte no es apto para las personas de la tercera edad: «Los choferes manejan muy recio. Nosotros ya somos adultos y no nos podemos mover muy rápido, entonces deberían esperarse. Me tocó ver una señora igual ya de edad que se lastimó el brazo porque el camionero se arrancó de una. Apenas se va uno subiendo cuando se arrancan, le gritan a uno también. Además, no se respetan los asientos del frente para los adultos mayores», comentó.