Desde fuera los rezos, las plegarias y la solicitud de favores. Adentro, el silencio fue implacable. Misas, cantos y celebraciones callaron, no se realizaron por la pandemia de la Covid-19. Así como en el Tepeyac en la Ciudad de México, la patrona de los mexicanos fue celebrada desde el silencio y lejos de las festividades.
En la Avenida Juárez, no llegaron organizaciones de taxistas, de mercaderes, oaxaqueños y oaxaqueñas, todos tratan de resguardarse a su manera para evitar contagios de esta nueva enfermedad.
En el atrio del templo, se observan las vallas metálicas para evitar el ingreso al templo, un templo que contrario a otros años permanece cerrado. En la fachada principal una lona con la imagen de Gudalupe, para no olvidarse de ella.
Aunque son miles las muestras de cariño a la “morenita”, hoy son pocos los que arribaron hasta el templo en la capital oaxaqueña para elevar una plegaria u ofrecerle un arreglo de flores o veladoras.
Sin embargo la fe continúa en los hogares, en donde los altares montados en honor a ella lucen repletos de muestras de cariño.
Aquí, en Oaxaca las autoridades tomaron la determinación del cierre de santuarios, templos y capilla para evitar la propagación del virus que ha dejado en la entidad dos mil tres muertos y 25 mil 819 infectados.
Por lo que este año, solo algunos aventurados realizaron misas y eventos religiosos.