* La arquitecta Rosa Esmeralda Santiago Vásquez nos platica su historia
“La arquitectura se ha visto como una labor de hombres, desde el punto de vista de la construcción, aunque se trata de una rama bastante sensible donde el trabajo de una mujer puede ser bastante bueno”, afirma Rosa Esmeralda Santiago Vásquez, vicepresidenta del Colegio Libre e Independiente de Arquitectos, Asociacion Civil.
Reconoce que para una mujer es aún más complicado desempeñar esta profesión, y no por lo que implica la profesión misma, sino porque existen muchas poblaciones donde difícilmente aceptan que una mujer esté al frente de un proyecto.
“Particularmente en aquellas poblaciones donde todavía no se reconoce ni siquiera el derecho de las mujeres a votar y ser votadas, es complicado que acepten a una mujer como arquitecta para desarrollar un proyecto o construir una obra”, dice.
Expresa que tabúes basados en la misma cultura machista siguen predominando en mucha poblaciones de Oaxaca, como el hecho de que “una mujer no debe participar en un colado porque no queda bien” ó “una mujer no puede estar en la construcción de una bóveda, porque la bóveda se cae”.
La arquitecta señala que una mujer, a diferencia de un hombre, en una cultura predominantemente machista tiene que demostrar que tiene capacidad para que les otorguen las obras, haciendo antes una labor de convencimiento.
Dice que una mujer, en la arquitectura como en cualquier otra profesión, también vive acoso y hostigamiento sexual y laboral al momento de trabajar con personas del sexo opuesto, y cuando se ocupa un cargo superior al de un varón hay campañas de desprestigio o corren rumores de que “algo le dio a quien otorgó la obra o al funcionario”, para ocupar el puesto.
Rosa Santiago considera que debe haber más unidad entre mujeres para afrontar el machismo y poco a poco lograr una sociedad justa donde se reconozca que tanto hombres como mujeres tienen la misma capacidad para desempeñar cualquier cargo.
Recuerda que en una ocasión una de sus compañeras solicitó estar al frente de una obra en su municipio, y para ello el Presidente Municipal la puso a prueba enviándola a la comunidad más alejada donde no estaba permitida la participación de mujeres en otra cosa que no fuera el hogar, convenció a la población, hizo la obra y demostró su capacidad, desde entonces siempre en esa comunidad es solicitada para estará a cargo.
“En el caso de la compañera tuvo que llevar a su mamá quien habla la lengua originaria para convencer a otras mujeres en una asamblea y juntas éstas mujeres exigieron a varones permitir que estuviera a cargo de la obra, ese es un ejemplo de que mujeres podemos sumarnos por un mucho más equitativo”, puntualiza Rosa Esmeralda Santiago Vásquez, vicepresidenta del Colegio Libre e Independiente de Arquitectos.