Tijuana, Baja California.- Mientras su padre disparaba una escopeta hacia los oficiales de la Policía de Tijuana que intentaban detenerlo, Enoc, se escondía en uno de los cuartos de la casa en Playas de Tijuana de donde escapaban una lluvia de balazos; a unos pasos de él estaba el cadáver de su madre y a unos metros más el cuerpo de su hermana, una bebé de unos seis meses, envuelta en una cobija y enterrada en el patio.
“Mi papá mató a mi mamá”, fue una de las primeras frases que el niño de 9 años le dijo al personal del Sistema de Desarrollo Integral para la Familia (DIF) en Baja California, cuando trataron de hablar con él para conocer la historia detrás de un tiroteo que dejó a dos personas muertas –el agresor, su padre, y a su madre-, además de dos policías municipales heridos, que ahora están fuera de peligro.
Fue el pasado lunes, alrededor de las 10:30 horas, cuando se reportó una agresión armada en la calle Paseo del Pedregal de la Sección Dorado. Vecinos dijeron que el padre de familia discutió con una persona que caminaba por la acera de la casa y le cuestionó sobre su presencia en el lugar, además de que gritaba que era “el anticristo”.
Cuando la policía arribó, el agresor los recibió a balazos y colocó unos tanques de gas en la entrada de la vivienda y amenazaba con hacerlos explotar. Alrededor de cuarenta minutos duró la balacera y al final el sujeto fue abatido.
Cuando las autoridades ingresaron a la vivienda, Enoc fue encontrado ileso en una de las habitaciones y fue él quien dijo que hermanita de seis meses de edad, estaba también en la casa.
Los agentes buscaron a la menor en las habitaciones y al revisar el patio movieron una tabla, donde encontraron el cadáver de la bebé. Su padre había quitado unas losetas cercanas al drenaje, donde la enterró un día antes del ataque armado.
Vestida con ropa deportiva morada y en posición de cúbito, la madre fue localizada en el baño con disparos de escopeta en la espalda, entre la regadera y la taza, en medio de un charco de sangre.
La Procuraduría General de Justicia de Baja California mantiene en secrecía la identidad del agresor, aunque dio a conocer que es mexicano y tiene antecedentes en Estados Unidos por tráfico de drogas y posesión de armas.
Desde que Enoc fue rescatado y traslado a un albergue del DIF estatal, ningún familiar lo ha reclamado. Solo dijo que tenía familiares en Michoacán, a los que no conocía y de los que ni siquiera recuerda su nombre, salvo que viven o vivían al sur del país.
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